jueves, 22 de octubre de 2009

El juego de las versiones

Desde hace unos cuantos años, se han puesto de moda los discos de versiones en la música española. Numerosos artistas, como Martirio, que fue la pionera, Andrés Calamaro, Diego el Cigala, Mayte Martín, María Jiménez, Soledad Giménez y, más recientemente, Luz Casal y Pedro Guerra. Estos son algunos de los que se me ocurren así, a bote pronto. Hacer un disco de versiones, en sí mismo, no tiene porqué ser algo negativo, si se hace con buen gusto y el repertorio aporta algo a la carrera del intérprete. Pero es que últimamente se está convirtiendo en un auténtico coñazo. Y no porque los discos en sí sean malos, que no lo son. De hecho, algunos de ellos son bastante buenos. Lo malo del asunto, en mi opinión, es la selección del repertorio que conforma estos discos. En todos ellos aparecen siempre las mismas canciones. Como muestra, un botón: “Volver”, el maravilloso tango que popularizó Carlos Gardel, ha sido versionado en los últimos años por Chano Lobato, Martirio, Calamaro, Estrella Morente, y seguro que otros muchos más que se me olvidan y/o desconozco. Y para colmo, todas estas versiones, son más o menos iguales, carecen por completo de riesgo, no hay en ellas lugar a la experimentación, a la novedad. Mucho me temo que si esto sigue así, al final acabaremos (al menos acabaré yo) odiando temas tan maravillosos como este. Otros ejemplos: “La bien pagá”, “Ojos verdes”, “El día que me quieras”, “Alfonsina y el mar”, “Procuro olvidarte”, “Corazón loco”, etc. Parece como si el cancionero hispanoamericano, tan rico, tan extenso, tan sutil, no existiese más allá de esas (por otro lado, extraordinarias) canciones. Y yo me planteo que en vez de recurrir siempre a los mismos boleros, a los mismos tangos, al mismo folklore, ¿por qué no se hacen versiones de autores tales como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Antonio Vega, Carlos Cano, Cecilia, Jeanette, Vainica Doble, CRAG, Santiago Auserón, Aute, Roberto Polaco Goyeneche, Kiko Veneno o Rubén Blades, por citar sólo a algunos de los más importantes? Tomemos como ejemplo los dos discos que Enrique Urquijo y Los problemas hicieron antes de la muerte de Enrique. Son dos discos, sobre todo el primero, repletos de versiones, pero de canciones más o menos raras, o al menos no tan manidas como las que citábamos antes. Así, es toda una sorpresa escuchar un tema como “El hospital”, de Nacho Canut y Carlos Berlanga, con esos arreglos de acordeón, y cantado por la peculiar voz de Enrique. Lo mismo ocurre con “Sábado noche”, el tema de Moris, o “María la portuguesa”, la canción que más fama dio a Carlos Cano, o el “Para vivir” de Milanés, interpretado por Enrique. Esto demuestra que si el juego de las versiones se hace con respeto, buen gusto y conocimiento de causa, todo está permitido. Que la industria musical tome nota, please.

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