jueves, 29 de octubre de 2009

Nueva York, Nueva York

Acabo de leer estos días dos libros que, curiosamente, comparten protagonista: La ciudad de Nueva York. El primero de ellos se titula El puente desafinado (Baladas de Nueva York) y su autor es un joven escritor (poeta, periodista y narrador) guipuzcoano llamado Harkaistz Cano, y fue publicado en el año 2003 por la editorial Erein. El segundo, editado en el año 2006 por RBA Libros, S. A., responde al nombre de Historias de Nueva York. Su autor, el periodista Enric González. Ambos libros son bastante parecidos, pero completamente distintos. Me explico. Las similitudes empiezan en las características de los dos libros. Dos volúmenes breves (se leen en muy poco tiempo), repletos de jugosas anécdotas sobre la ciudad de Nueva York: Sobre sus habitantes, sus restaurantes, sus equipos de béisbol, sus alcaldes, sus mafiosos, su policía, su arte, sus taxistas, sus multimillonarios, sus imponentes rascacielos, sus traficantes de drogas, sus ratas, su basura, sus parques, sus puentes, su Wall Street, sus películas, su literatura, sus miles de olores y sabores, en definitiva, sobre esas calles que contienen el mundo entero sin salir de un espacio geográfico determinado. No en vano, cuenta González que entre los primeros cuatrocientos habitantes de Nueva York se hablaban dieciocho idiomas distintos, aunque todas estas personas procedían de Amsterdam.
A partir de ahí todo es distinto: Tanto Cano como González llegaron a la ciudad para trabajar como corresponsales de sus respectivos periódicos. El primero, en 1998: el segundo en el año 2000. El primero no vivió en directo la caída apocalíptica de las Torres Gemelas: el segundo, aunque estaba en el país, no estaba aquel fatídico 11 de septiembre en la ciudad de Nueva York. Así que tampoco la vivió in situ. El libro de Harkaistz Cano está escrito en primera persona, y cuenta, digamos, sus aventuras y desventuras durante un período más o menos de un año de estancia en Nueva York. Pero sus vivencias se ven salpicadas, aquí y allá, por jugosos datos sobre la gran urbe americana, curiosidades que sorprenden al lector. El libro de Enric González es más, en mi opinión, un tratado sociológico, histórico, deportivo (escrito con mucha amenidad, que nadie se asuste) sobre Nueva York. González, que fue corresponsal allí del diario El País, bucea en la historia de esta ciudad para tratar de comprender por qué es como es en nuestros días. En mi opinión ambos libros se complementan perfectamente y a cualquiera que le interese el tema debería leerlos uno detrás de otro.
Escribe Enric González al comienzo de su libro: “Los libros sobre ciudades suelen ser de dos tipos: embelesadas historias de amor o crónicas de una decepción.” Pues estos dos libros no son ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario. Totalmente recomendables.

2 comentarios:

  1. Bonita foto.
    Pues, un negativo (de buen rollo) para los maestros y profesores de inglés que se llevaron a Don Juan y las castañas asadas, y nos han traido Hallowen y los caramelos.

    Ester

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  2. Joder, no podría estar más de acuerdo contigo. La gente es tan borrega que en un futuro no muy lejano se celebrará también por aquí el Día de Acción de Gracias. ¡¡¡¡Odio el puto Halloween de los cojones!!!!

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