martes, 24 de noviembre de 2009

Capitanes a los quince

Capitanes de quince años que fuimos
para ser ahora dos desconocidos

Golpes Bajos
También nosotros fuimos capitanes a los quince,
intentando tomar al abordaje las naves de la felicidad.
Libertad absoluta en los interminables días
de un caluroso verano. Juegos y peleas,
bicicletas por el campo, y sobre todas las cosas,
nuestra amistad. En aquella época
en la que despertábamos de un invernal letargo,
vivir era para nosotros un mágico juego iniciático.
Nuestros sentidos permanecían atentos
a cada novedad, pues desperdiciar siquiera,
un átomo de vida, suponía un acto de alta traición
hacia nosotros mismos. Nada había más importante
que la conexión invisible que nos unía.
Nadie podía interponerse entre tú y yo,
porque significábamos todo.
Juntos aprendimos a defendernos de los males
que acechaban en la noche oscura.
Y juntos comprendimos que la memoria
de la niñez también lleva impresa
una fatídica fecha de caducidad.

Este poema está incluido en mi libro Desorden publicado en una edición no venal en el año 2002 por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Salobreña. Este libro es completamente inencontrable.

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