jueves, 8 de julio de 2010

Cosas que pasan (III)

La otra mañana fui con mi pequeña a la biblioteca de Salobreña. Me encontré allí con JA, un chico al que conozco desde hace tiempo y con el que, de vez en cuando, charlo un poco. Él también estaba con su hijo, un niño de, más o menos, la misma edad de mi hija. Como era por la mañana y se me hacía raro verlo por allí a esas horas, le pregunté si estaba de vacaciones. Sí, me contestó, de vacaciones perpetuas. Me explicó que había perdido su trabajo y que llevaba más de un año buscando algo, sin ningún éxito. La historia de este hombre, como la de muchísimas otras personas, es para tirarse de los pelos. Tiene cuarenta años y durante veinte ha trabajado en la misma empresa, de los cuales, los últimos ocho, como empleado fijo. Hace un año la empresa cambió de dueños. El nuevo propietario pensó que allí había gente que llevaba mucho tiempo currando en la empresa y que eso no era bueno para los intereses de la casa. Así que, ni corto ni perezoso, despidió a cinco trabadores. Los que tenían más antigüedad, por supuesto. Uno de ellos, este chico. Me contó que un poco antes de despedirlo otra empresa del mismo sector le ofreció un empleo, con más sueldo y mejorándole las condiciones laborales, pero no lo aceptó porque él consideraba que tenía un compromiso con su empresa de toda la vida. Otra cosa. A los cinco despedidos, los sustituyeron otros cinco trabajadores. Extranjeros. Cobrando lo mismo. Pero aceptando condiciones que un español no aceptaría. Esto me hace plantearme varias cuestiones.
a) Tal y como yo lo veo, un trabajador no puede ser fiel a una empresa. La empresa utilizará sus servicios mientras sea rentable. Desde el mismo punto y hora en que no lo sea, irá a la puta calle.
b) Me parece una cabronada que los trabajadores extranjeros dinamiten el mercado laboral, bien cobrando menos bien aceptando condiciones que no deberían aceptar. Pero claro, esto tiene que ver con los sindicatos mayoritarios que hay en este país, corruptos y vendidos, que permiten que pasen estas cosas mientras ellos miran para otro lado y se preocupan de que sus culos estén a buen recaudo, puliéndose las subvenciones. Una situación absolutamente vergonzosa. Y que conste que no lo digo por los pobres trabajadores extranjeros, que bastante tienen con aguantar situaciones cuasi de esclavitud.
Cuando los españoles iban, en la década de los sesenta, a Alemania, Suiza, Francia, etc., a trabajar, sus sueldos eran los mismos y sus condiciones laborales eran las mismas que la del resto de los trabajadores de esos países. Se me podrá decir que no, que tenían que aceptar los trabajos más duros, los que no querían los nativos. Vale. Lo acepto. Pero jugaban con las mismas reglas. Al mismo puesto de trabajo, el mismo sueldo y las mismas vacaciones. Y todos dados de alta en la seguridad social.
Continúo con la historia de JA. Me cuenta que está hecho polvo, deprimido porque se ve viejo para el mercado laboral. Cabreado y angustiado, a partes iguales. Su mujer tiene curro, pero ya ha recibido el aviso de su empresa de que, en quince días, será despedida. Me dice que, por ahora, cobra el desempleo, y al menos para comer no les falta. Sin embargo, está viendo a otra gente a su alrededor y es bastante pesimista en cuanto a conseguir otro trabajo a corto o medio plazo. Y tiene hipoteca. Y tiene un hijo. Y se ha acostumbrado a vivir medianamente bien porque trabajaban los dos. Acaba la conversación diciéndome que el futuro no pinta nada bien. Yo le digo que ya vendrán tiempos mejores. Pero la verdad, no sé si se lo digo porque lo pienso o porque es lo único que puedo decir. Y me voy a mi casa cabreado.

2 comentarios:

  1. La empresa privada utilizará tus servicios mientras le intereses (por lo que sea). En cuanto dejas de ser útil para ellos da igual tu fidelidad, tu trabajo, tu implicación, etc. No tendrán ningún reparo, ninguno, en largarte. Así es la empresa privada en este país donde los empresarios miran sólo y únicamente por sus intereses. Montan las empresas para intentar forrarse pero no tienen ningún proyecto a largo plazo (que traspase generaciones), no, eso no les interesa, les interesa únicamente forrarse y ese es el problema de la empresa privada española. Para colmo, la mayoría, al menos en Andalucía, la manejan gente sin la suficiente formación para dirigirla por lo que incurren en errores y malas decisiones que repercuten por supuesto no en ellos, sino en gente como JA, que ninguna culpa tienen de esos errores. En fin... luego tenemos que aguantar que el hp ese de la patronal diga que la crisis la están sufriendo más los empresarios que los trabajadores. Vamos hombre... yo también me voy cabreado, joder.

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  2. Yo de mi parte por lo menos el 29 de septiembre si es que llega a celebrarse la huelga yo no iría. Estos hijosdeputa de CCOO y UGT, no se merece que los trabajadores les apoyen la huelga. Saludos desde Aguilar. PIWI.

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