sábado, 10 de julio de 2010

Gloria

estaba como una cabra y tenía voz de dibujo animado
sabía más de animales que un veterinario
rimaba pirata con garrapata y se quedaba tan ancha
tenía el corazón tan grande, tan grande,
tan grande que parecía un elefante
cada dos por tres escribía una carta a dios
pidiéndole que se acabaran las guerras
(pero él nunca le hizo caso)
sus versos eran tan dulces como la mermelada de fresa
por las tardes le crecía la barba de tristeza
amaba a los niños flacos, a los mendigos del Sena,
odiaba la pena de muerte y a los beatos


qué tía más sabia


era un milagro

(Poema incluído en Versos de alambre de espino, Editorial Alhulia, 2009. Dedicado a la grandísima Gloria Fuertes. por supuesto).

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