lunes, 2 de agosto de 2010

Cecilia, un millón de sueños rotos en la carretera

En la madrugada del día dos de agosto de 1976, la cantante Cecilia viajaba desde la ciudad gallega de Vigo, donde había estado cantando en la Sala Nova Olympia, de regreso a Madrid. En el pequeño pueblo de Colinas de Trasmonte, en la provincia de Zamora, un carro de bueyes (en aquellos tiempos era bastante común ese tipo de estampa) apareció como un fantasma ante el coche de la cantautora, sin que el conductor del vehículo pudiera hacer nada por esquivarlo. Sobre el asfalto caliente quedaban esparcidos un millón de sueños que jamás se cumplirían. Junto a ella fallecía el batería Carlos de la Iglesia. En aquel momento, la autora de "Un ramito de violetas" se encontraba en el momento más dulce de su breve carrera musical. Tenía 27 años.
Cecilia, cuyo verdadero nombre era Evangelina Sobredo, había nacido un once de octubre de 1948, en la capital de España. Fue hija de un diplomático español. Por esta razón, gran parte de su vida transcurrió en el extranjero. Su formación cultural, cosmopolita y abierta, le permitió, desde muy niña, no sólo aprender a tocar la guitarra sino también desarrollar un gusto por la música que, con toda seguridad, no hubiese sido el mismo de haber crecido en la España retrógrada y oscurantista de la época.
Su primer intento musical serio lo llevó a cabo con el grupo Expresión, donde también estaba el gran Nacho Sáez de Tejada. En 1970, Expresión grabó un single con dos temas, titulados "Try catch the sun" y "Have you ever had a blue day", en los que las influencias del folk americano de la época, son más que evidentes. Entre esas influencias figuraban en lo más alto del podio el dúo Simon y Garfunkel, de cuyo tema "Cecilia", la cantante toma su nombre artístico.
En 1971, ya bajo el seudónimo de Cecilia, inicia una exitosa carrera en solitario, que la llevó a publicar tres magníficos discos en vida y uno de manera póstuma: Cecilia (1972), Cecilia 2 (1973), Un ramito de violetas (1975) y Canciones inéditas (1983).
Cecilia escribió algunas de las canciones más hermosas de aquellos años. La marca de la casa eran unos arreglos preciosistas, rebosantes de detalles, y una atmósferas íntimas, cuasi existencialistas. Brillan con luz propia la poéticas letras de la cantante, de un nivel poco inusual para lo que era habitual en aquellos años. Cecilia formó parte de lo que después se ha llamado la "tercera vía" del pop español, junto con otros artistas como Mari Trini, Solera, Picnic, Patxi Andión, etc.
Sus cuatro discos están plagados de excelentes canciones. Si aún no la conoces, no sabes lo que te pierdes. Canciones como "Un ramito de violetas", "Nada de nada", "Me iré de aquí", "Me quedaré soltera", "Fui", "Doña Estefaldina" (con letra de Ramón María del Valle Inclán), "Andar", "Don Roque", "Soldadito de plomo", "Lluvia" y muchas más están entre las mejores composiciones de la época y muchas de ellas han superado con nota la barrera implacable del tiempo. Cecilia, totalmente recomendable.

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