lunes, 30 de mayo de 2011

Los ojos de Adela

Los ojos de Adela son la antesala de un sueño
infinito.

En los días claros
de verano
si los miras con atención
verás en ellos
pájaros temblorosos
que vuelan
como arrastrados por el viento
hacia el norte.

O un pequeño incendio
de luciérnagas
desnudas.

viernes, 27 de mayo de 2011

Bruja

No me cabe la menor duda de que es una bruja.
Anoche me dio una vuelta en su escoba.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Lo que nos cuestan los partidos

Para quien piense que los partidos políticos se financian con el dinero de su afiliación y que no le cuesta nada a su bolsillo, le aconsejo que lea este artículo hasta el final porque a lo mejor se lleva una gran sorpresa.
Una vez pasadas las elecciones y con todo el pescado vendido, papá Estado ha decretado que cada partido político se reembolsará la cantidad de 276,86 euros por concejal electo y 0,55 euros por cada voto recibido el pasado domingo. Así que me he puesto a hacer las cuentas de lo que se llevarán los partidos más votados y esto es lo que me sale:


PP: el partido de Mariano Rajoy obtuvo el domingo un total de 8.474.031 votos que se traducen en 26499 concejales. Si sumamos la pasta que se lleva por ambos conceptos nos sale un total de 11.997.230 euritos. Ahí es nada.

PSOE: el partido de Zapatero, a pesar de haber sido el gran derrotado en estos comicios, se reembolsará la nada despreciable cifra de 9.478.258 euros, por sus 6.276.087 votos y sus 21.767 ediles.


CIU: La coalición nacionalista catalana se lleva 1.497.506 euros pues el domingo lograron 3.862 concejales y 778.679 votos.


IU: El pasado domingo 1.424.119 personas depositaron en las urnas una papeleta de IU. Esto se traduce en 2.230 ediles, todo lo cual asciende a 783.265 euros.


ERC: Esquerra Republicana, que a estas elecciones acudía en coalición con otros grupos catalanes, se llevará 536.568 euros, por sus 1.399 concejales y sus 271.349 votos.


Bildu: a la coalición formada por EA, Alternativa e independientes le corresponden 487.343 euros por sus 1.134 ediles y 313.231 votos.
Podríamos seguir así con todos los demás partidos PNV, BNG, PA, UPyD, etc., pero creo que con estos datos ya se entiende el mensaje).

A las cantidades reseñadas hasta ahora, hay que sumar otra subvención prevista por la Ley Electoral para el envío de propaganda (sí, esa que, en el mejor de los casos, echamos a reciclar a los treinta segundos de haberla recibido), y que será de 0,22 euros por elector en las circunscripciones donde el partido o la coalición hayan obtenido representación, siempre y cuando hayan presentado listas en, al menos, la mitad de los municipios de mas de 10.000 habitantes. Esto supone otro pastizal. En fin, como podéis observar una buena cantidad de dinerito. Además de todo esto, a los dos grandes partidos, la banca española, cada equis tiempo, le condona las deudas millonarias, a cambio de no se sabe qué oscuros favores, cosa que no ocurre con ningún ciudadano de a pie, y si no, prueba a no pagar la hipoteca el próximo mes.
Ahí queda eso.


(Nota: La información para elaborar este articulo la he obtenido de Kaos en la red)

lunes, 23 de mayo de 2011

Presentación de "El placer de ver morir a un ángel" en Salobreña


El próximo viernes, 27 de mayo, a las 22:00 horas estaremos presentando mi nuevo poemario, El placer de ver morir a un ángel, en Salobreña. Será en un lugar mítico de la localidad, el Pub Studio J. A. que regenta mi amigo Mariano Navas. Si te pilla cerca de Salobreña y no tienes mejor plan para la noche del viernes, te aconsejo que te pases por allí, y mientras te tomas una cerveza fresquita, puedes escuchar algunos de los poemas de este libro en la voz de su autor y algunas hermosas melodías interpretadas al piano por el pianista Carlos de la Torre. Os aseguro que merece la pena. Nos vemos por allí.

viernes, 20 de mayo de 2011

Anarquistas

Los viejos anarquistas

eran tipos duros


como rocas milenarias,


hombres de mirada fiera,


que compartían lo poco que tenían,


con cualquiera que estuviera


cerca de ellos.


Los viejos anarquistas eran hombres


a los que no les importaba dar la vida


(la vida no vale nada, decían),


por defender los ideales


en los que creían ciegamente.


Los viejos anarquistas,


de alpargatas baratas


y ropa gastada,


de manos callosas


y rostros curtidos como el cuero,


trabajaban de sol a sol


y aprendían a leer


después del trabajo,


con libros derrengados


como sus propios cuerpos,


libros que iban pasando


de mano en mano,


de boca en boca,


como consignas incendiarias,


libros escritos con frases que sonaban


maravillosas y grandilocuentes,


libros con títulos ampulosos


como La conquista del pan,


de Kropotkin


o Dios y el Estado,


de Bakunin.


Los viejos anarquistas


llevaban en sus estómagos


un hambre de siglos,


un hambre que no se saciaba sólo con pan,


un hambre que necesitaba de palabras


como justicia, razón o libertad,


palabras, como todos sabemos,


ricas en vitaminas y minerales,


capaces, por si solas, de derribar fronteras


y vencer ejércitos.


Los viejos anarquistas


eran hombres valientes,


un poco locos,


dispuestos, siempre,


a enfrentarse, con tesón,


a los molinos de viento,


aunque, al final, los molinos de viento


resultasen ser gigantes.


Los viejos anarquistas


llevaban
en sus corazones

un mundo nuevo,


un mundo teñido


de rojo y negro.

lunes, 16 de mayo de 2011

Promesas que no valen nada

Estos días estamos inmersos en la vorágine de una –otra más— campaña electoral, para las elecciones municipales y autonómicas que tendrán lugar el próximo domingo, 22 de mayo. Como ya os habréis dado cuenta, porque no hay que ser un lince para eso, la clase política, estos días, no deja de hacer promesas.
Unos y otros nos prometen que habrá más trabajo, que nuestros sueldos serán más altos y nuestras condiciones laborales ya no serán tan penosas como han sido hasta ahora. Nos prometen sin sonrojo que nuestro pueblo o nuestro barrio será un lugar mucho más habitable, con más y mejores parques, con servicios que hace tan solo unas semanas eran impensables. Nos prometen que nos sacarán de la crisis en la que andamos metidos hasta el cuello, como si ellos, todos ellos, no hubiesen puesto jamás su granito de arena para que el mundo sea la puta mierda en la que se ha convertido. Nos prometen que en los próximos cuatro años nuestra vida será de color de rosa, porque tendremos actos culturales día sí día también, porque nuestros colegios e institutos serán los mejores del mundo mundial, y nuestros hospitales y centros de salud se convertirán en sucursales del Paraíso en los que dará gloria bendita enfermar. En los próximos cuatro años habrá actividades deportivas para cada hijo de vecino —quien no practique ningún deporte será porque es un vago, y no porque el ayuntamiento de su pueblo no haya puesto todos los medios a su disposición—, abundarán las fiestas populares y la diversión estará garantizada. Todos los jóvenes que deseen independizarse dispondrán de viviendas, baratas y buenas, por supuesto, sin miedo a los vaivenes del euríbor ni a la especulación capitalista. Nuestros medios de transporte público serán seguros, ultramodernos y gratuitos. En definitiva, habrá felicidad a espuertas, de la buena, de la que hace que uno se levante por las mañanas con una sonrisa de oreja a oreja y con unas ganas de vivir que tiran de espalda.
No obstante, entres esas promesas que inundan mi televisor y los periódicos, que se cuelan en mi casa por las ondas de la radio o por mi conexión adsl, echo en falta algunas promesas que sí podrían ser reales, algunas promesas que son tan fáciles de cumplir como contar hasta tres. Por ejemplo, se me ocurre así, de repente, sin tener que pensar mucho, en lo fácil que sería para cualquier candidato prometer —y cumplir— que si gana las elecciones, ni el alcalde ni los concejales de su municipio, van a cobrar ni un solo euro por estar al frente del ayuntamiento. “Trabajaremos gratis por ti”, podría ser el eslogan de ese partido político. Otra buena promesa sería, por ejemplo, comprometerse a que no entrará en los ayuntamientos ni un solo enchufado y, más aún, que los que entraron de manera fraudulenta, irán a la calle. Otra promesa que podrían hacer los candidatos —y ya puestos, cumplir— es que no se van a cambiar de chaqueta al día siguiente de las elecciones, llegando a pactos en los que no sólo se traiciona la confianza de los electores sino la de los propios principios ideológicos que sustentan su discurso político —si tal cosa existe—. Mucho me temo, sin embargo, que este tipo de promesas no saldrán jamás de la boca de un político. No sé para ti, pero para el que esto escribe, las promesas de un político son, como decía aquella canción de los Piratas, “promesas que no valen nada”, promesas que se irán “como lágrimas en la lluvia”. Y dentro de cuatro años, más.

sábado, 14 de mayo de 2011

La Biblioteca Pública de Berja

El viernes 13 por la tarde, estuve en la Biblioteca Pública de Berja, en Almería, leyendo una selección de mis poemas, en una de esos encuentros con autores que organiza el Centro Andaluz de las Letras. No era esta la primera vez que me acercaba por Berja por motivos literarios, pues ya en mayo de 2008, estuve impartiendo un taller poético del cual guardo un gratísimo recuerdo. Las personas que se acercaron ayer a escuchar mis poemas eran, básicamente, las mismas que habían estado en las cuatro sesiones que duró aquel taller. No obstante, pude ver otras caras nuevas e incluso la de algunos amigos, como Javier y Natalia, a los que hacía tiempo que no veía, y con los cuales pude compartir un buen rato de poesía y de amistad.
Pero vamos a lo que realmente importa. Al frente de la Biblioteca Pública de Berja está Rocío Domínguez, una excelente profesional y mejor persona que, con poquísimos recursos, pero dosis ingentes de imaginación y de trabajo, realiza una labor de divulgación literaria que merecería no un premio, sino todos los premios del mundo. Rocío ha puesto en marcha un Club de lectura, en el que, mensualmente, un grupo de personas se reúne en torno a un libro, casi siempre una novela, para cambiar impresiones, ideas, emociones, etc. Todo esto compartiendo una taza de té o un café y una pastas. Además del Club de lectura, hay otras muchas actividades, tales como presentaciones de libros, cuentacuentos o juegos para niños.
Creo que en muchos municipios andaluces tener una biblioteca pública tan dinámica como la de Berja es una suerte y me da la impresión que la mayoría de los vecinos del pueblo (de los políticos municipales ni me voy a molestar en hablar) no saben valorar en su justa medida el hecho de contar, al frente de su biblioteca, con una persona tan activa, tan emprendedora, tan imaginativa, y al mismo tiempo tan humilde como es Rocío Domínguez. Sinceramente, cada vez que he ido por la Biblioteca de este hermosísimo pueblo almeriense he sentido una sanísima envidia de ver el grupo tan compacto de mujeres (sobre todo) y algunos hombres que se mueven en torno a este espacio cultural. Y sólo me queda añadir que leer mis poemas ante este grupo humano fue, en la tarde del viernes, un lujo y un placer.

jueves, 12 de mayo de 2011

John Fante: Oro en el basurero (II)

Del frío Colorado a la cálida California

John Fante era hijo de emigrantes italianos. De religión católica, pasó los primeros años de su vida en un internado jesuita y, más tarde, completaría sus estudios en la Universidad de Colorado. Empezó a escribir en 1929, publicando su primer relato en la revista The American Mercury, en su número de agosto de 1932. Se trata de un relato titulado “Monaguillo”, que ya hacía vislumbrar muchas de las características del futuro narrador: una prosa repleta de ironía, escrita en un tono confesional y autobiográfico, con un estilo realista y lineal. Durante unos años se dedicó exclusivamente al relato corto, y hasta 1938 no publicaría su primera novela, Espera a la primavera, Bandini. Con esta novela inauguraría la saga de obras protagonizadas por su alter-ego, Arturo Bandini, un italo-americano empeñado en convertirse en el escritor más importante de los Estados Unidos. En otras obras utilizaría otros nombres para su álter ego, tales como Jimmy Toscana o Henry J. Molise, pero tras estos nombres, siempre se parapetaba el propio Fante. Tras esta primera novela vendrían la ya citada Pregúntale al polvo (1939), Sueños de Bunker Hill (1982) y Camino de Los Ángeles (1985, póstuma). Además de la tetralogía protagonizada por Arturo Bandini, Fante escribió numerosas historias cortas, recopiladas en Dago Red (1940) y El vino de la juventud (1985) y otras cuatro novelas: La hermandad de la uva (1977), Un pésimo año (1985), Al oeste de Roma (1986), y Llenos de vida (1988), estas tres últimas con carácter póstumo. Durante la década de los cuarenta y cincuenta, trabajó como guionista en Hollywood, participando en una docena de películas y series de televisión, como Repleto de vida —una adaptación de su propia novela—, Jeanne Eagel, Mi hombre y yo o Walk on the wild side. John Fante odió siempre el oficio de guionista, un trabajo, en su opinión, castrador y simplón. En una carta dirigida al editor H. L. Mencken, Fante calificaba la escritura de guiones como “el trabajo más desagradable del Reino de Dios.”
Desde 1955 se vio obligado a convivir con la diabetes que, como ya ha quedado dicho, lo fue dejando ciego poco a poco. Desde 1978 hasta su muerte, John Fante vivió en una ceguera perpetua, pero nunca dejaría de escribir, gracias a la ayuda de su esposa, Joyce Fante, a la que dictaba los textos. John Fante no alcanzó el éxito comercial con sus novelas y no fue hasta la década de los ochenta, y en gran medida gracias al apoyo que le brindó Charles Bukowski, que su nombre se hiciera relativamente popular y sus novelas se volvieran a editar e incluso, muchas de ellas, fueran publicadas por primera vez.

lunes, 9 de mayo de 2011

Fotos de la presentación de "El placer de ver morir a un ángel" en Subterránea







Dejo algunas fotos de la presentación de El placer de ver morir a un ángel el sábado pasado en la librería Subterránea de Granada. Las fotos son cortesía de la Estrella Nazarita, a quien aprovechamos para darle las gracias públicamente por su generosidad. También me gustaría darle las gracias a Paco Cano por su ayuda y por cederme tan gustosamente su espacio. Por cierto, si alguien está interesado en comprar un ejemplar de mi nuevo libro, lo puede hacer en Subterránea.

domingo, 8 de mayo de 2011

John Fante: Oro en el basurero (I)

Una forma distinta de escribir

Principios de los años treinta. Biblioteca Pública de Los Ángeles. Un joven llamado Charles Bukowski pasa allí la mayor parte de su tiempo. Su único deseo es llegar a ser escritor. Como por arte de magia, descubre una novela titulada Pregúntale al polvo. Su autor, un tal John Fante (Denver, Colorado, 1909 – Los Ángeles, California, 1983).
Finales de los años setenta. Asilo para veteranos de la industria del cine y la televisión en Woodland Hills. John Fante no es más que un escritor sepultado por el peso implacable del olvido, postrado en una cama, ciego y con ambas piernas amputadas a causa de una terrible diabetes. A pesar de haber publicado varias novelas y colecciones de relatos cortos, a pesar de haber trabajado en numerosos guiones para la industria cinematográfica, a pesar de haber luchado constantemente en pos de una fama y un éxito que siempre se le habían escurrido de las manos en el último momento.
Pero volvamos a Charles Bukowski. En 1978, publica una novela titulada Mujeres. En ella reconoce que su autor favorito es un escritor desconocido para el gran público, un italo-americano llamado John Fante. “¿Por qué le gusta?”, le preguntan en una rueda de prensa a Henry Chinaski, alter ego de Bukowski en la obra. “Emoción total. Un hombre muy valeroso”, es su respuesta.
A partir de este momento, el nombre de John Fante empieza a pasar de boca en boca. El primer sorprendido es John Martin, factótum de la editorial Black Sparrow Press, que se encarga de la edición de la obra de Charles Bukowski. Martin se interesa por John Fante y pone en circulación, de nuevo, Pregúntale al polvo, la primera novela que impactó al joven Bukowski en los lejanos días de la Biblioteca Pública de Los Ángeles. John Martin le pide al viejo indecente que se encargue de prologar la reedición de la novela. En ese prólogo, Charles Bukowski explica cómo descubrió la obra de Fante y qué experimentó ante tal descubrimiento:

Yo era joven, pasaba hambre, bebía, quería ser escritor (...) pero nada de cuanto me caía en las manos tenía que ver conmigo, con las calles, ni con las personas que me rodeaban. (...) Había excepciones, pero eran tan escasas que se agotaban rápidamente y uno se quedaba sin saber qué hacer ante las filas interminables de libros insípidos.


Hasta que, finalmente, continúa Charles Bukowski, un día en que no esperaba encontrar nada que mereciera la pena,

(…) cogí un libro, lo abrí y se produjo un descubrimiento. Pasé unos minutos hojeándolo. Y entonces, como el hombre que ha encontrado oro en el basurero, llevé el libro hasta una mesa. Las líneas rodaban con facilidad por la página, había fluidez. Cada renglón poseía energía propia y lo mismo sucedía con los siguientes. La esencia misma de los renglones daba entidad formal a las páginas, la sensación de que allí se había esculpido algo. He aquí, por fin, un hombre que no tiene miedo de los sentimientos. El humor y el dolor se mezclaban con una sencillez soberbia. Comenzar a leer ese libro fue para mí un milagro tan fenomenal como imprevisto.

De esta manera, el joven Charles Bukowski, que es socio de la Biblioteca Pública de Los Ángeles, se lleva el libro a su casa, y tumbado en la cama, comienza a leer y, mucho antes de haber acabado, supo “que había dado con un autor que había encontrado una forma distinta de escribir.”

martes, 3 de mayo de 2011

Cada vez que disparas a un ángel

Cada vez que disparas a un ángel,

y ves

cómo cae,

agonizante,

sin vida,

sobre el asfalto,

piensas que ya nada volverá a ser igual,

que a partir de ese momento todo cambiará.


Pero todo permanece intacto.


(De mi libro El placer de ver morir a un ángel, Huerga y Fierro Editores, 2011).

domingo, 1 de mayo de 2011

Firma de ejemplares en Subterránea, Granada




El próximo sábado, 7 de mayo de 2011, a las 19:00 horas, estaré firmando ejemplares de mi nuevo libro, El placer de ver morir a un ángel, en Granada. El acto tendrá lugar en la tienda de cómics, discos y libros de mi amigo Paco Cano, Subterránea. Para quien le interese el acto y no sepa por dónde cae, se encuentra situada en la calle Horno de Abad, frente al pub Planta Baja. Después de la firma de ejemplares tomaremos una cervecilla. Será todo un placer veros a todas y a todos por allí. Ah, y traeros a vuestra novia, novio, amante, amigo, amiga, esposo o esposa, compañero de trabajo, vuestro jefe o jefa, incluso podéis traer a vuestro ángel de la guarda. Todos serán bienvenidos.