viernes, 31 de mayo de 2013

Violencia de género: El rayo que no cesa



Voy a empezar por lo más obvio: es indignante que en este país, cada semana muera alguna mujer (algunas semanas, hasta cuatro), asesinada por su marido, por su novio, por su compañero sentimental o por su ex. Me parece una auténtica aberración que pase esto y que nadie haga nada por remediarlo. Porque no nos vamos a engañar, nadie hace nada, o se hace muy, muy poco, por evitar que estos asesinatos se lleven a cabo.
Este país es un país de charlatanes, de políticos que hablan mucho y resuelven muy pocos problemas. En este país estamos tan acostumbrados a que los políticos salgan en los telediarios pronunciando sus frases de manual políticamente correcto, que ya no nos produce ni frío ni calor. Y en el tema de la violencia machista es especialmente sangrante. De nada le sirve a una mujer amenazada de muerte que el Secretario de Estado del ramo, tan joven, tan listo, tan guapo, salga en la televisión soltando un montón de palabras hueras sobre la dignidad y otras cosas por el estilo. Eso, amigo mío, no evita que una bestia asesine a su pobre ex mujer. Para que esa mujer no muera acuchillada a las puertas de su casa, ante la mirada atónita y desconcertada de su hijo o de su hija, o de ambos, cuando los lleva al colegio, o cuando viene del mercado de hacer la compra, hace falta que se articulen leyes, que se pongan en marcha programas educativos de igualdad reales, que se lleven a cabo políticas de prevención que detengan de una vez por todas la barbarie. Y eso, elemental mi querido Watson, cuesta pasta, mucha pasta.
Estos días en los que se habla tanto de los pactos de estado, ¿por qué no se juntan los malditos políticos, se sientan en torno a una mesa, se ponen cómodos, se sirven unos cafés con croissants y firman un pacto contra el maltrato machista? Pero uno que no sea papel mojado a las dos o tres semanas, sino uno que de verdad sirva para acabar con los asesinatos. Porque no me creo que esto no tenga solución. Simplemente no me lo puedo creer.
Mucha gente puede opinar que exagero, que desde hace tiempo sí se están dando pasos para solucionar el problema. Y no seré yo quien lo niegue. Es cierto que hay teléfonos a los que llamar. Y también es cierto que las mujeres que se sientan amenazadas pueden ir a una comisaría y presentar una denuncia contra el cabrón que les amarga la vida. Es cierto que se han articulado algunas políticas contra el fascismo soterrado de los maltratadores. Todo esto no se puede negar. Pero no es menos cierto que muchas de estas iniciativas, al final, no sirven para nada.
Conozco el caso de una mujer amenazada de muerte por su ex marido, un descerebrado alcoholizado y que, para colmo de males, tiene permiso de armas. ¿Cómo se le puede autorizar a un mal bicho de esta especie a que porte armas? Esta mujer, que es valiente y no se amedranta con facilidad, decidió no quedarse cruzada de brazos y denunció al hijoputa del ex marido. Tras un juicio un tanto surrealista, el tipo resultó absuelto. Aunque todos los que los conocemos a los dos sabemos que es absolutamente cierto que él la tiene atemorizada y todos presentimos cómo va a acabar la historia. Ahora él vuelve a llevar su arma. Y ella, ahora sí, vive con miedo, esperando que en cualquier momento, su ex marido, ese cabrón con el que durante un tiempo compartió la cama, la mesa y las ilusiones, se acerque hasta ella y le pegue dos tiros.  
Hace bien poco, el diputado de UPyD, Toni Cantó, hacía unos comentarios donde cuestionaba que los datos oficiales sobre la violencia de género fuesen ciertos. ¿Alguien se imagina a cualquier otro diputado, o a este mismo, cuestionando los datos de, por ejemplo, la lucha antiterrorista o la lucha contra el narcotráfico? Entonces, ¿por qué alguien se atreve a cuestionar, precisamente, esos datos? Lo has acertado: porque estamos hablando de mujeres. Y para acabar, os propongo jugar a la política ficción: ¿Os imagináis la cantidad de leyes y movidas que se hubiesen hecho a estas alturas si en España cada semana, desde tiempo inmemorial, se asesinase a un político y en la última semana a nada más y nada menos que a cuatro? Pues eso. El problema ya estaría resuelto. ¿A que sí?

lunes, 27 de mayo de 2013

La ley de la gravedad de Jorge B. Ortiz


En la mañana del pasado sábado, 25 de mayo, tuvimos la oportunidad de asistir en la librería 1616 Books, de Salobreña, a la presentación del poemario La fuerza de la gravedad, del poeta granadino Jorge B. Ortiz.
Dentro de la programación más o menos estable que ya ofrece la librería que regenta de manera magistral el amigo Antonio Fuentes, esta vez le tocó el turno al joven poeta granadino, autor ya de tres poemarios: Esto no es ballet, Se vende y La ley de la gravedad, el que se presentaba el sábado, y que fue publicado hace ya un par de meses, pero que aún está calentito. La presentación del libro, como ya había ocurrido en la tienda de libros, cómics y discos de Granada, Subterránea, consistió en la lectura de algunos poemas del libro por parte del autor, que estuvo acompañado a la guitarra por el músico Pablo Fajardo. Y creedme si os digo que la conjunción de los recitados de Jorge y la música (original, por cierto, de Pablo) se queda chulísima. Con ecos de Bowie, del blues del Mississipi o de los Doors de Jim Morrison, Jorge y Pablo nos deleitaron con una magnífica puesta en escena, sobria pero directa, y se podría decir que más que recitados los poemas fueron interpretados por estos dos amigos.
Los poemas que se escucharon entre las cuatro paredes de 1616 Books giran, básicamente, en torno a la idea del viaje, como explicó el propio Jorge, "estos poemas van de algo tan sencillo como que ahora uno está aquí, y luego, ya está allí." Así que las ciudades se van sucediendo unas a otras, Berlín, Varsovia, Moscú, Granada, Córdoba, París… Trenes y aviones, maletas por hacer y maletas por deshacer, pasaportes que se pierden y sonrisas que nos esperan al otro lado de una ventanilla de tren. Y nostalgia. Y gente que se va quedando atrás, en esas ciudades que se pierden a lo lejos. Y versos hermosos, muchos versos hermosos, como ese que dice, “No tenemos ninguna suerte”, o ese otro, que dice: “¿Adónde iré con tanta rabia?”.
Tengo que confesar que Jorge B. Ortiz me parece un poeta muy personal y que su obra me gusta mucho. En este nuevo poemario, La ley de la gravedad, hay unos cuantos poemas magníficos. Por eso os lo recomiendo de todo corazón. Porque es una pena que un libro tan bueno, no llegue a mucha gente.
 

domingo, 26 de mayo de 2013

A dondiego y a mar



¿Y quién podrá decir
que las sombras no huelen a dondiego y a mar?
José Agustín Goytisolo
No seré yo
quien se atreva a decir
que las sombras
no huelen
a dondiego y a mar.

viernes, 24 de mayo de 2013

Grandes derrotas y pequeñas victorias (Crónica de una lectura poética en Ronda)





El pasado viernes, 10 de mayo, estuve en la ciudad malagueña de Ronda, invitado por el Ateneo Republicano de dicha ciudad para hacer allí una lectura pública de mis poemas. Tras un par de horas de viaje en coche atravesando un paisaje de ensueño, llegué a Ronda a eso de las cinco y media de la  tarde. Habíamos quedado a las siete, así que me senté a tomar un café en la terraza de una cafetería, mientras terminaba de leer la novela Suicidio perfecto, de Petros Markaris y hacía tiempo hasta que Enrique, factótum del ateneo, un comunista de los pies a la cabeza, extraordinaria persona, todo él amabilidad y camaradería, y un trabajador incansable en pos de un mundo más humano, me recogiera. 
 
Cuando llegó y tras los saludos de rigor, nos dirigimos hacia el Centro cívico san Rafael, lugar donde se iba a celebrar la lectura poética. Llevé a cabo un repaso por mis libros de poemas, leyendo algunos de los versos que más me gustan, los más sociales, los más combativos, de cuantos he escrito hasta la fecha. Me sentí muy cómodo leyendo, y la gente me hizo preguntas y comentarios muy enriquecedores. Para la mayoría de ellos suponía su primer acercamiento a mi obra, y según me comentaron después, tomando una cerveza, les había resultado muy interesante, sobre todo la mezcla de lirismo y poesía sociopolítica.

Después de la poesía, nos acercamos a una taberna del pueblo a tomar una cerveza. Allí seguimos hablando, por supuesto, de literatura, de música, de la situación política, del paro y de otras muchas cosas. Es, en esos momentos, cuando uno puede tomar el pulso a los pueblos y a los seres humanos y cuando la entropía comienza a funcionar. 
Durante las pocas horas que pasé en Ronda, conocí a José Guerrero. Este hombre es uno de los catalizadores del 15M en la ciudad de Ronda. Se trata de un tipo de unos cuarenta y tantos años, menudo y nervioso. Lleva barba que ya pinta canas y luce una gorra albertiana que va muy bien con su talante libertario y combativo. Es electricista de profesión, en paro, como tantos y tantos otros, aunque ahora tiene unas gotitas de esperanza de encontrar algo por la zona de Madrid, donde según él, aún hay una pequeña oportunidad para la gente de su profesión. ¡Para que luego nos vengan los empresarios con el cuento de que la gente no quiere moverse de su casa para currar! Allí en su pueblo, en estos momentos, sólo encuentra alguna chapuza muy de tarde en tarde, y la mayoría de las veces, la hace gratis porque se trata simplemente de arreglos en casas de ancianos o parados que no es que no quieran pagar, es que ni siquiera pueden.   

Mientras que yo desayunaba y él se tomaba un café solo, lo bombardeé con mil y una preguntas sobre el pueblo y la zona en general. Me hizo una radiografía bastante nítida de la situación en que se encuentra Ronda, una ciudad de unos treinta y cinco mil habitantes, gobernada por una alcaldesa del Partido Popular, que idolatra a Esperanza Aguirre, coaligada con los andalucistas. Por lo que pude ver, Ronda es una ciudad muy conservadora y pequeñoburguesa, donde los legionarios se vuelven omnipresentes (confieso que me dio cierto repelús ver a tantos tíos vestidos de militares, lo que me hizo pensar que estaba en una ciudad tomada por el ejército más que en una ciudad abierta y acogedora de la provincia de Málaga) y en la que llevar a cabo una labor de concienciación y lucha colectiva es toda una proeza. En Ronda, a día de hoy, hay más de seis mil demandantes de empleo. Unos datos que tumban de espaldas. En el pueblo la industria es escasa, lo mismo que la agricultura y la ganadería, y todo ello, a pesar de que el vino de la comarca ya aparece nombrado en la literatura latina. La mayoría de la gente trabaja en el sector del turismo, o sea, muchos camareros/as y dependientes/as en los comercios locales. Y poca cosa más. Cuando llega la temporada alta del turismo en la Costa del Sol, un gran número de personas prepara el petate y se va para la capital, o para poblaciones como Marbella, Fuengirola, etc., a buscarse las habichuelas como buenamente pueden o les dejan. Ronda no es sino el espejo de otras poblaciones andaluzas y españolas. 

Cuando le pedí a José que me hablara del 15M, me contó que básicamente están centrados en el tema de los desahucios, pues es lo más importante y lo más urgente. Según los datos que maneja la asamblea del 15M, en lo que va de año, ya se han producido más de 40 desahucios, y calculan que para finales de este 2013, habrán alcanzado la terrible cifra de doscientos. Y todo ello, a pesar de las protestas, las sentadas, las reuniones y todas las movidas que el colectivo está llevando a cabo, que no son pocas. José me contó, con un brillo en los ojos y una sonrisa en los labios, que el lema del 15M en Ronda es Parados, sí; quietos, nunca. No obstante, no todo eran malas noticias, pues la asamblea del 15M había detenido varios desahucios y había conseguido que los bancos aceptaran la dación en pago en varias ocasiones. Sin duda, pequeños triunfos que hacen que la lucha sea menos amarga, como él mismo reconoce.
Nos pedimos otro café y seguimos hablando, ahora también con el camarada Enrique, que se ha unido a nosotros. Y en la conversación aparecen datos, números, nombres propios, partidos políticos y sindicatos. Hablamos de lealtades y de traiciones. De grandes derrotas y pequeñas victorias. Los dos se quejan de lo desigual y duro que es el combate en una población tan conservadora como Ronda, de lo difícil que resulta remar cuando un viento huracanado sopla completamente en contra. Y yo sé muy bien, por mi propia experiencia, de lo que me están hablando.
Cuando llega el momento de irme, nos fundimos en un abrazo fraternal y les pido a los dos, a José y a Enrique que no decaigan, que aguanten, que sigan en la lucha, codo con codo con aquellas mujeres y hombres del pueblo que no están dispuestos a dejarse derrotar por la desgana y la indiferencia, una de las mejores armas con que cuenta el capitalismo para desmoralizar al adversario. Tal vez ellos, cegados por la cercanía de los árboles, no acierten a ver lo importante que es su lucha, a pesar de todos los sinsabores y amarguras que les pueda reportar y los pocos éxitos y las escasas alegrías que les depara. Y los dos me dicen que por ahora, mal que les pese a muchos, no está entre sus planes más inmediatos tirar la toalla.  


jueves, 23 de mayo de 2013

Las mujeres que se tiñen el pelo de rubio según Leonardo Padura

- Ah, dime tu opinión, tú que eres un hombre inteligente, ¿tú le creería algo a una mujer que se tiñe el pelo?
- ¿De qué color?
- De rubio.
- Ni una palabra.
- ¿Por qué?
- Porque las rubias que no son rubias son putas o mentirosas. O las dos cosas a la vez, que es cuando son mejores...

domingo, 19 de mayo de 2013

El gobierno de Rajoy y el nacionalsocialismo

Para el gobierno de Mariano Rajoy la memoria de los españoles que lucharon contra el fascismo y contra el nacionalsocialismo durante la Segunda Guerra Mundial no merece ningún respeto. Es más, me atrevería a decir que merece todo el desprecio del mundo. Resulta duro admitirlo, pero a las pruebas me remito. El 11 y 12 de mayo tuvieron lugar en la localidad austríaca de Mauthausen los actos conmemorativos de la liberación del campo de concentración nazi por parte del ejército aliado. El campo fue liberado por soldados estadounidenses el día 10 de mayo de 1945. En la entrada del campo, una gran pancarta escrita en castellano en la que se podía leer “los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras” daba la bienvenida a los soldados norteamericanos.
En Mauthausen, en la pequeña población homónima cercana a la ciudad de Linz, en Austria, estaba situado el principal campo de concentración (a la postre también fue un campo de exterminio) ideológico. Es decir, aquí eran encerrados los combatientes que eran hechos prisioneros en la guerra, sobre todo soviéticos, pero también franceses, británicos, polacos, checos y españoles. Allí se llevaba a los socialistas, anarquistas y comunistas que caían en las garras del ejército nazi. Se estima que unos doscientos mil republicanos españoles pasaron por la terrible experiencia de ser prisioneros en Mauthausen-Gusen, arrancando y transportando el granito desde el fondo de la cantera hasta la superficie. Y siete mil de estos valerosos hombres perdieron la vida en las frías tierras austríacas.
Sin embargo, para el gobierno de Rajoy estos datos no parecen ser suficientes para enviar una delegación a los actos conmemorativos. Mientras que la mayoría de las delegaciones europeas son comandadas por los embajadores de sus países en Austria y en ellas se incluye a miembros de sus fuerzas armadas, la delegación española no hace nada de esto. Según el comunicado hecho público por la Amical de Mauthausen, las únicas “personalidades” españolas presentes en el acto fueron la concejala de Santa Coloma, Laia Tordera, el concejal de Manresa, Joan Calmet (que supongo irían por su propia voluntad), y el consejero de la embajada de España en Austria (a este seguramente lo habrán obligado a ir). Y pare usted de contar.
Sin embargo, el gobierno de Rajoy sí que conmemora la memoria de los fascistas españoles que lucharon en la División Azul. Y lo ha hecho recientemente en un acto presidido por la Delegada del Gobierno en Cataluña, María de los Llanos de Luna. El acto tuvo lugar el pasado 12 de mayo (sí, has leído bien, el mismo día que el homenaje de Mauthausen) en un acto conmemorativo en honor a la Guardia Civil, en la localidad de San Andreu de la Barca.
Como ya sabemos, la División Azul fue un cuerpo de voluntarios enviado a luchar, junto al ejército nazi, a la Unión Soviética, entre 1941 y 1943, para combatir el comunismo. Supuestamente los divisionarios se alistaban de manera voluntaria, aunque hubo muchos hombres que se vieron obligados a enrolarse para salvar la vida de algún familiar, por ejemplo, el cineasta Luis García Berlanga, que se unió “voluntariamente” a los divisionarios para evitarle a su padre el mal trago de verse maniatado ante el pelotón de fusilamiento.
Durante el acto celebrado en San Andreu de la Barca, un grupo de falangistas ataviados con el uniforme falangista (camisa azul mahón y boina gorra, sí, ese mismo uniforme que vestían los asesinos que, a partir de julio de 1936, sacaban a las personas de madrugada de sus casas para fusilarlas, ese mismo uniforme que vestían los que vejaban, violaban, maltrataban, etc., etc., a los “rojos y a sus mujeres”) estuvo presente y uno de ellos recibió un diploma de manos de la Delegada del Gobierno, y ella le estrechó la mano, y seguramente, en esos momentos, sintió su pecho henchido de emoción y orgullo por poder saludar a un auténtico patriota, anti-comunista y anti-judío. Por cierto, en el acto también estaba presente el alcalde socialista de San Andreu de la Barca, quien permaneció impávido en su lugar, como si la cosa fuese de lo más normal, y no tuvo la valentía de levantarse de su silla y largarse de allí.
Según un comunicado publicado por la Guardia Civil defendiendo la participación de los falangistas en el acto, todas las asociaciones que se dieron cita allí, son legales. Alguien les debería de decir que hay cosas que pueden ser legales, pero no son éticas, y mucho menos estéticas. Esta es una de ellas.
Y luego los del PP no quieren que digamos que son los nietos del franquismo. ¡Ay, cuánta ignominia!

sábado, 18 de mayo de 2013

Claro que se puede

Hace dos años, la primavera trajo a este país aires de libertad que hacía mucho tiempo no se dejaban sentir. Todo empezó en la Puerta del Sol de Madrid, donde un numeroso grupo de mujeres y hombres se juntaron para gritarles a los políticos, a los que estaban en el gobierno en ese momento, pero también a los de la oposición, que ya estaba bien, que estaban completamente hartos de que los mangonearan, hartos de que los trataran como productos de usar y tirar, hartos de que la democracia fuese sólo ir a meter una papeleta en una urna cada cuatro años. Eran las indignadas y los indignados.
En tan solo unas horas la mecha de la revuelta se extendió por todo el país: las plazas y las calles de Barcelona, de Valencia, de Donosti, de Sevilla o de Vigo fueron tomadas por gente de todas las edades y condiciones, de diversas ideologías, creyentes y ateos, trabajadores y parados, hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Nada de eso importaba. Lo único importante era sentir que las cosas podían cambiar, que lo que nos habían vendido hasta ese momento, ya no nos servía, que no estábamos dispuestos a pagar los platos que otros habían roto, ya que nosotros ni siquiera habíamos sido invitados a la fiesta.   
La gente decidió organizarse, acampar, debatir, escuchar y ser escuchado, plantar cara al capitalismo salvaje que devora a las personas y las despoja de lo más esencial. Durante estos dos años de lucha ininterrumpida y pacífica, hemos descubierto que sí se puede, claro que se puede. Las cosas pueden cambiar, y de hecho cambian. Muchos de aquellos eslóganes que se gritaban por las plazas hace dos años, hoy están más cerca de ser reales. En estos dos años, hemos parado desahucios, le hemos enseñado los dientes a los bancos y a los banqueros, y se ha conseguido que haya más control para restringir sus usos y abusos. Por poner un ejemplo palpable de las metas conseguidas: En la actualidad se está elaborando una Ley de transparencia política que hace dos años era impensable. Pero sin duda, lo más importante de todo es que la gente ha perdido el miedo, a salir a la calle, a reivindicar los espacios públicos, a la autoorganización, a pedir más y mejor democracia. Se ha conseguido que la apatía y la insolidaridad queden al margen, que la gente se implique un poco más, mujeres y hombres a los que hasta hace bien poco no se les pasaba por la imaginación protestar por nada, y ya se sabe, cuando el pueblo hace esto, cualquier cosa es posible. Pero hay que seguir en la lucha, en el día a día, más unidos que nunca. Hay tantas cosas por cambiar que sería imposible enumerarlas todas. No es este el momento de darnos palmaditas en la espalda. Es, más bien, hora de seguir luchando, contra los desahucios, contra el paro, contra el hambre, contra los políticos deshonestos y viles que gobiernan de espaldas al pueblo y a golpe de recorte contra el estado de bienestar. Porque ya lo dice aquel viejo grito revolucionario: El pueblo unido, jamás será vencido.

jueves, 16 de mayo de 2013

La trilogía de Adela

La revista sevillana Nueva Grecia, en su número 2-Primavera 2013, incluye tres poemas míos, bajo el epígrafe "Los poemas de Adela". El nexo de unión de estos tres poemas es, evidentemente, mi pequeña Adela. Si quieres echarle un ojo a la preciosa edición que han hecho los amigos sevillanos, pincha aquí. Mis poemas están en la página 3, pero te aconsejo que leas toda la revista. Merece la pena. 

miércoles, 15 de mayo de 2013

Presentación de “El llanto, la sangre, el fuego” de Rafael Calero en Granada (Texto de María Villa Díaz)

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Cuando Memoria se escribe con mayúscula intuimos, de alguna forma, que dentro del libro cuya portada le da esa importancia debe haber un verdadero ejercicio contra el olvido colectivo y la injusticia que éste produjo a los familiares de las víctimas del “bando perdedor”. Porque, la historia, con minúsculas, la escriben los vencedores, se ha tenido que hacer un ejercicio de reconstrucción histórica donde, esa Memoria ha sido fundamental para poner las cosas en su sitio.
En ese ejercicio es cierto que se ha explotado sobremanera la necesidad de saber y el concepto de justicia que subyacía bajo el mismo y  en el que, el olvido, era lo peor que podía ocurrirles a los que aún lloran a los suyos, a los no encontrados.
Dentro de esa explotación parecía que no quedaba mucho por decir pero Rafael Calero ha sido capaz de dar una vuelta de tuerca más a esa Memoria con una serie de relatos y poemas que nos llevan a pasear junto a personajes que vivieron la etapa donde el poeta sitúa la acción y otros que influyeron directa o indirectamente sobre ellos.
Desde el mismo título, cogido de unos versos de León Felipe la “¡Que corran el llanto, / la sangre / y el fuego… / como el agua!” y con referencias a multitud de personas en las que apoya su ejercicio de recuperación memorística, consigue transportarnos, con todo el desgarro y el horror que supone ese viaje, al corazón de un Aguilar de la Frontera fuertemente golpeado por la injusticia y la barbarie.
Consigue, con poco esfuerzo, llevarnos a otra época y otras circunstancias para entender, también desde el punto de vista de los que perdieron lo más importante para ellos, toda la sinrazón de unos hechos históricos a los que ninguna nación debería enfrentarse jamás.
Para adentrarnos en todo esto, el pasado jueves 9 de mayo, en el Jardín de la Casa de los Tiros, acompañado de Juan Francisco Arenas de Soria (Asesor de la Direcc. Gral. De Memoria Democrática de la Junta de Andalucía), quien presentó el libro y al propio escritor, Rafael Calero nos dio la oportunidad de escuchar algunos poemas y párrafos del libro junto a alguna explicación adicional sobre el mismo.
Un momento íntimo con quienes se habían desplazado hasta allí a pesar de la coincidencia con la manifestación en la que se protestaba contra el nuevo intento de reforma de la educación, en el que acercarse, un poco más, a esa Memoria que un día tuvo el riesgo de perderse para siempre.

lunes, 13 de mayo de 2013

Eduardo Benavente, sueños rotos en la autopista



Mucho se ha especulado sobre cómo sería la música que Eduardo Benavente estaría haciendo hoy en día si aún estuviese vivo. E incluso mucho se ha especulado sobre si seguiría dedicándose a la música o no. Lo único que está claro es que eso son sólo especulaciones. Como todos sabemos, Eduardo Benavente, líder del grupo Parálisis Permanente, se dejó la vida en un accidente de circulación un día de primavera de un lejanísimo 1983.  
Parálisis Permanente había empezado a funcionar a finales de 1980, gracias a la conjunción de dos parejas de hermanos: por un lado, los Canut, Nacho y Johnny, y por otro, los Benavente, Eduardo y Javier. Tanto Nacho Canut como Eduardo Benavente forman parte de una de las bandas más exitosas de la movida: los Pegamoides. Pero Eduardo está empezando a cansarse de los sonidos desenfadadamente pop y de las letras naive de los Pegamoides y de la actitud premeditadamente amateur de algunos de los miembros del grupo y decide crear su propio proyecto, con el cual dar rienda suelta a sus ansias de componer y de tocar la guitarra, poniéndose además al frente como cantante. Tras un par de viajes al Londres de la época, Eduardo regresa a Madrid calado hasta la médula por los últimos sonidos de la metrópoli: Bauhaus, Killing Joke, Joy Division, Siouxie ande The Banshees, The Cure, etc. Decide que ese es el camino que quiere transitar con su nueva banda. Sonidos oscuros, ropa negra, letras empapadas en sangre, heroína y fluidos corporales. En los primeros tiempos, por la banda van pasando diferentes miembros: Jaime Urrutia (líder de Gabinete Caligari), Rafa Balmaseda y Ana Curra, que había sido teclista de los Pegamoides, y que por aquel entonces era la novia de Eduardo, entre otros. Nacho Canut abandona definitivamente el proyecto Parálisis, para dedicarse a tiempo completo al nuevo grupo que acaba de poner en pie junto a su amigo Carlos Berlanga, Dinarama. Pero retrocedamos un poco en el tiempo. En octubre de 1981, Parálisis Permanente graban y editan un primer EP (un single de cuatro canciones) compartido con los Gabinete en un sello que ellos mismos crean: Tres Cipreses. Un disco mítico que hoy en día es una auténtica pieza de museo. Estoy hablando, cómo no, de Autosuficiencia. El disco llevaba dos canciones de Parálisis en una cara (la mítica “Autosuficiencia” y “Tengo un pasajero”, que trataba el escabroso tema del síndrome de abstinencia producido por el caballo, ambas compuestas por Eduardo) y dos de Gabinete Caligari en la otra cara: “Golpes” y “Sombras negras”). Con la disolución de Alaska y los Pegamoides, Eduardo y Ana trabajan a destajo en su nueva aventura. Muy pronto publican un segundo single, que contiene una de las canciones más populares de la época: “Quiero ser santa”, compuesta a ocho manos por Eduardo, Nacho, Ana y Alaska.
El grupo empieza a tocar por todo el estado español y tras cada bolo, más y más gente va sucumbiendo ante las poderosas guitarras, las magnéticas letras y la exuberante puesta en escena de Eduardo, Ana y el resto de la banda. Mientras tanto, siguen componiendo y trabajando duro en el local de ensayo, y en poco tiempo, disponen de material nuevo para grabar todo un álbum. Y lo hacen en dos días del mes de Julio de 1982, en los estudios Doublewtronics de Madrid, los míticos estudios de Jesús N. Gómez donde se grabarían algunos de los mejores discos de la movida. El disco se graba con el grupo tocando prácticamente en directo e improvisando sobre la marcha, tanto con las letras como con el sonido. Y el resultado es El acto. Uno de los discos más potentes, oscuros, desgarradores y chulos que se han grabado en este país. Trece canciones, once de cosecha propia y dos magníficas versiones: de Bowie (“Héroes”, sencillamente soberbia) y de Iggy Pop (“Quiero ser tu perro”, tampoco esta es moco de pavo) y sin ningún tipo de dudas, el disco español con la portada más sensual de cuantas se han hecho por estos lares, por mucho que no le guste a Alaska. Se trata de una foto de Pablo Pérez Mínguez, quien también firmaba las fotos interiores, en la que se ve a un jovencísimo Eduardo, pálido y vestido de negro, y a una bellísima Ana, de espaldas, en cuclillas, ataviada con un conjunto de ropa interior negro, y una peluca blanca platino que levantó febriles pasiones entre los adolescentes de la época, entre los que me cuento. Si alguna vez has visto este disco, seguro que no se te ha olvidado su portada. Y es que el álbum de Parálisis Permanente derrochaba sexo por cada uno de sus poros. Sexo oscuro, sexo duro, relaciones sadomasoquistas, relaciones de interdependencia casi enfermiza, relaciones de pago, relaciones homosexuales, cuero negro y látigos. Pero también amor, aunque eso sí, entendido a la manera de Eduardo y Ana.
El día 14 de mayo de 1983, Eduardo, Ana y Toti Árboles, batería del grupo, viajaban desde León, donde habían estado tocando la noche anterior, hasta Zaragoza, donde esa noche, en la plaza de toros de la ciudad, iba a tener lugar un concierto con todos los grupos de la agencia Roll: Gabinete Caligari, Deribos Arias, Alaska y Dinarama, Loquillo y Trogloditas, Nacha Pop y, por supuesto, Parálisis Permanente. Pero Eduardo jamás llegó a Zaragoza. A la altura del kilómetro 17 de la autopista A-68, en el término de Alfaro, les sorprendió una gran tormenta y el coche en el que viajaban los tres músicos, un Seat Ronda matrícula M-3458-EX, saltó la mediana de la autopista y se desplazó varios cientos de metros bocabajo. Así lo contaba Ana Curra a Lino Portela en una entrevista, mucho tiempo después: “Conducía yo hacia Zaragoza, donde tocábamos esa noche. Íbamos en dos coches. En uno iba Pito [su entonces representante] con el resto del grupo y en otro, Toti [Jorge Árboles Sánchez, el batería], Eduardo y yo. Ellos habían salido antes. Llovía y nos desviamos de la autovía porque se había roto el limpiaparabrisas. Y nos salimos de la carretera: reventó una rueda y volcamos. Recuerdo que Eduardo salió disparado por una ventanilla. Le saltó el cinturón de seguridad.” Y luego añade: “Recuerdo perfectamente los comentarios del enfermero. Decía: “Este chico está muy mal”. Yo gritaba: “Eduardo, Eduardo…”. Cuando llegamos al hospital, igual. Estábamos en la misma habitación, separados por una cortina, y yo escuchaba todos los comentarios. Los médicos dijeron que se iban a centrar en el chico porque estaba muy mal. Oí el momento en que Eduardo expiró. Ahora puedo hablar de ello, pero durante años he sido incapaz. Fue un hachazo. Entré en la negritud más grande que puedas imaginar.”
El día de su muerte, aquel fatídico día de mayo, Eduardo tenía veinte años y toda una vida por delante. Su legado fue un magnífico lp y tres singles. Un puñado de canciones que aún hoy, cuando ya han pasado treinta años de esta historia, siguen sonando de puta madre. Y aún hoy, tres décadas después, algunos nos seguimos emocionando cuando ponemos El acto en nuestros tocadiscos y escuchamos la perversa voz de Eduardo cantando versos como estos:
“Lentamente recorro tu piel
y tus manos se clavan en mí
ahora siento tu cuerpo latir,
empapado muy cerca de mí.”