Has visto películas
antiguas
en cines repletos
de soledad.
Has amado a mujeres
tristes
como los cortos días
de diciembre.
Y continúas buscando el
camino de vuelta,
como un dios herido,
como un ángel perdido
en la ciudad.
(El
placer de ver morir a un ángel, Huerga y Fierro Editores, 2009)
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