De su obra se ha dicho que es incómoda, controvertida,
irritante, combativa, epatante, provocadora, violenta, minimalista, conceptual,
proletaria, y mil cosas más. Y sin embargo ninguno de estos adjetivos recoge
con exactitud todos los matices que encierra su ya larguísima trayectoria
artística. Joseph Beuys o Marcel
Duchamp son tan solo dos de los prestigiosos nombres con los que se le suele
asociar.
En el año dos mil diez Santiago Sierra saltó a
todos los telediarios y periódicos nacionales y a muchos internacionales por
ser el primer artista español que rechazaba un premio concedido por el
Ministerio de Cultura. En la carta que hizo pública argumentado su actitud,
escribió: “el arte me ha otorgado una libertad a la que no estoy dispuesto a
renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este
premio”. Y en opinión de Santiago Sierra, para un artista radicalmente
comprometido con el ser humano y con la libertad creativa como él, resulta
inaceptable entrar en el juego de un Estado “que participa en guerras dementes
alineado con un imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero
común a la banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar
en beneficio de una minoría internacional y local.” Por eso, básicamente,
rechazó aquel premio, a pesar de que los treinta mil euros de la dotación económica,
eran una zanahoria bastante jugosa. A la Ministra de Cultura del Gobierno socialista que
presidía Rodríguez Zapatero, Ángeles González-Sinde, todavía se le deben
remover las tripas cuando escucha su nombre.
Y es que Santiago Sierra (Madrid, 1966) es el
intelectual y artista español contemporáneo más libre, más sincero y, con toda
seguridad, uno de los más inteligentes de cuantos pululan por las carreteras
sin asfaltar del arte contemporáneo. Un creador sin pelos en la lengua, al que
le gusta llamar a las cosas por su nombre y para el que no están hechos los
eufemismos. Resulta evidente que cuando se inventó la etiqueta de lo “políticamente
correcto” no se hizo pensando en el artista madrileño, porque él siempre dice
las cosas como las siente. Partiendo de una actitud radicalmente libertaria y
nihilista, casi punk, se ha convertido por derecho propio en el artista español
más internacional. Cada vez que estrena un nuevo proyecto, el mainstream artístico se echa a temblar. En
alguna ocasión se ha autodefinido como “un
minimalista con complejo de culpa” y otras como “un megaobrero que ha superado
el anonimato y cuyos productos rebosan plusvalía”. La escritora
bonaerense Graciela Speranza ha dicho de él: “Sierra no es un narrador omnisciente, no representa, no documenta, no
registra, no es ejemplar, no alecciona, no pretende cambiar el arte ni el
mundo. No es un activista. Crea situaciones que nos abruman por la claridad de
los enunciados y nos arrojan a un abismo de sinsentido”. Sea como fuere, lo que
tenemos muy claro es que Santiago Sierra es mucho Santiago Sierra.
Algunos de sus trabajos han levantado auténticas
polvaredas mediáticas. Transformó una sinagoga alemana en una cámara de gas, ha
tatuado a gente para denunciar las aberraciones del sistema capitalista y organizó
una gran sodomización colectiva llevada a cabo en la ciudad de Barcelona. No
obstante, la obra que lo ha hecho inmensamente popular ha sido el NO, Global
Tour, donde, a modo de road movie, ha
paseado un gigantesco NO negro como los tiempos que nos han tocado en suerte, a
lo largo y ancho del planeta. Sus proyectos Los
encargados y El trabajo es la
dictadura atacaban directamente la línea de flotación de la política
española y del sistema neoliberal que ha clavado sus garras con ferocidad sobre
el mundo entero.
Buceando en Internet, he recopilado algunas de sus
opiniones sobre lo divino y lo humano. A buen seguro, no dejarán a nadie
indiferente, pues Sierra reparte leña a diestro y siniestro, sin detenerse ante
nadie ni nada. Señoras y señores, a continuación, el diccionario básico para adentrarse
en el personalísimo universo del artista Santiago Sierra:
Academicismo: En la academia se
aprende a la inversa, por lo que es de suma importancia hacer exactamente lo
contrario de lo que ahí te digan. No suele fallar. Las academias de arte son en
su inmensa mayoría lugares para la castración de las artes y por ende de la
libertad creativa del artista.
Artistas: “(…) lo que normalmente
muestran los medios es que el artista es un señor con corbata que hace muy bien
las genuflexiones. Es una imagen desastrosa que ha hecho mucho daño al propio
artista. A mí a veces me da vergüenza decir que soy artista, porque se te
asocia con una serie de cosas con las que no tienes nada que ver.”
Autogestión: Que la gente sea dueña
de su propia vida. La autogestión de nuestros recursos, de nuestra vida y de
nuestros pensamientos. Que nos hagamos cargo de nuestra vida, que nadie nos la
ocupe.
Clase
política:
“La clase política me parece algo absolutamente repugnante.” “Estos tipos son
imparables. Tienen unas formas de dominio de la población que son alucinantes.
Nos hacen todo eso y todavía la gente los va a votar, va a elegir a su
dictador. A través del fútbol y los deportes se le impone a la sociedad una
lógica de competencia. Competir en vez de colaborar, masacrarse el uno al otro,
que esté bien visto el hecho de que mi felicidad se base en la ruina del otro.
Y esto no se puede cambiar porque hay un aparato propagandístico muy pensado.
Si los nazis eran hábiles en la manipulación de los cerebros de la gente, ni
qué decir ahora. Cuando me quiero dar cuenta, ya estoy repitiendo una frase que
he leído en el periódico o escuché en la tele.”
Corrupción: La corrupción no es una
anécdota. La corrupción es el Régimen y la extorsión, su método.
Crisis: se trata de un éxito del
sistema financiero. Necesitaban mucho dinero para hacer burbujitas y ahí lo tienen.
Claro está que para el resto de mortales esto es un atraco. Pero ese resto
cuenta cada vez menos, y es que el dominio de las élites sobre la población
parece ser otro éxito aplastante. La democracia es notablemente una estafa.
Democracia: la democracia es la otra
cara del fascismo, es tan solo una estafa: se elige dictador. Puro fascismo.
Los fascistas no suelen parecerse a Hitler, son más bien de corbata y buen
corte de pelo, y usan carné de partido, de cualquier partido (…).
Esperanza: (…) mis trabajos buscan
acorralar al espectador negándole todo mensaje esperanzador, por la sencilla
razón de que no veo ningún motivo para la esperanza. (…) Y como están las
cosas, ¿esperanzas de qué? (…) Y creo además que no tener esperanza es muy
útil: una persona que no tiene esperanza y no tiene miedo es muy peligrosa para
el sistema. Y mejor ser peligroso que pusilánime.
Estado: El Estado es un cuerpo
parasitario y su objetivo nunca será el bien común sino el privado, el
bienestar de clase, de su clase.
España: En España tenemos una
Administración colonial que hace lo que le digan fuera a cambio de impunidad en
sus desfalcos. (…) España es una monarquía por la gracia del Pentágono. (…)
Después de la Guerra
Civil, España pasó a depender del fascismo centroeuropeo, lo
que prácticamente la convirtió en un protectorado, donde todas las decisiones
importantes son tomadas en el exterior. Tenemos una elite política
colaboracionista con el fascismo centroeuropeo, penetrada por el crimen
organizado, un país en que la jefatura del Estado la lleva un militar
franquista, en fin... un desastre.
Indignados: Obviamente, razones para
estar indignado sobran. Pero la indignación me parece muy poco. Yo no estoy
indignado, estoy hasta los cojones de esa gentuza. En mi país hay cuatrocientos
mil políticos. ¡Cuatrocientos mil políticos robando! Y además con sus familias.
Imagínate… Sus hermanos, sus tíos, sus primos… No hay cuatrocientos mil
artistas en España, ¿o sí? Yo creo que estamos en una situación en la que quien
no oiga los tambores de guerra está sordo. Estamos al borde de una explosión de
cuidado.
Lenguaje: el lenguaje es nuestra
conciencia en acción y debe ser independizado de las consignas de la televisión
y de Hollywood. No podemos seguir hablando como locutores automáticos de
telediario, como héroes fascistas de cine o como tertulianos farisaicos. Nos
han robado el leguaje palabra por palabra (…) Apagar la tele ayuda mucho [a
recuperarlo], no ir al cine y pasear más por las calles también.
Libertad: La libertad es una palabra
robada y mancillada por las élites. Si alguien declara ir a buscar la libertad
a no sé donde, ya sabemos a lo que va, a robar. Libertad es un concepto que
debe ser recuperado (…).
Monarquía: No tolero que un tipo
vaya por la calle diciendo: “Yo soy el rey”. ¿El rey de qué? ¿Del mambo? Y no,
lo dice muy serio y se pone una corona... Hombre, a mí esas cosas me repatean.
Ya ni siquiera es una cosa de mentalidad o de teoría política. Es algo en las
entrañas...
OTAN: Es la mayor organización
terrorista de la historia del planeta y principal sospechosa de los atentados
del 11M en Madrid, entre otras muchas desgracias.
Partidos
políticos:
Los partidos políticos son (…) organizaciones criminales cuyos esfuerzos van destinados a meter mano en la caja común
y repartirse el botín de lo público entre sus cuates, jefes y familiares. Ni
izquierda ni derecha. Aquí la única dirección reseñable es arriba y abajo:
ellos arriba y los demás abajo, obviamente. Los partidos políticos pertenecen a
la banca, que es quien los financia.
Premios: “(…) no creo que ellos
[el Ministerio de Cultura] sean quiénes para premiarme. Eso en primer lugar. Me
siento devaluado, creo que ha habido un rollo por parte de los gobiernos en
general de políticas de premios constantes hacia los artistas, que lo que
fomentan es la docilidad; te chupan el prestigio y te quedas seco. A un artista
que se le da un premio tan importante se le acaba su carrera; hace el ridículo
en un telediario, dándoles la mano a las autoridades; y la verdad es que no me
veo en ese papel. No puedo acercarme y saludar a una gente a la que detesto
bastante.”
Prensa: La prensa es la voz de
los lobbies, representa grupos de poder y gana su dinero con la publicidad de
las corporaciones y del Estado. Los que escriben en la prensa saben bien lo que
deben o no decir, son mayoritariamente mercenarios (…).
Trabajo: El trabajo no es necesario
(…) el trabajo siempre es explotación. Es necesario huir de los imaginarios que
dignifican al trabajador sin cuestionarse la naturaleza misma del trabajo. El
trabajo es la dictadura (…) El trabajo no nos hace libres. Tampoco dignifica. La
dignidad del hombre no procede del trabajo.
Unión
Europea: La UE es una auténtica cueva de
piratas, desde donde un día se ordena desmantelar la industria para contentar a
los industriales del Norte; otro, desmontar la agricultura para contentar a la
agroindustria de Francia; o, como vemos últimamente, jalean el robo a espuertas
sobre la población peninsular. La
UE nos quiere como camareros y albañiles, con la ciencia
prohibida y la cultura de rodillas, sin universidades: brutos, pobres y
enfermos.
Vaticano: o mafia de Roma, que entiende la sodomía como un método
pedagógico perfectamente aceptable.
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