miércoles, 4 de diciembre de 2013

Santiago Sierra, sin pelos en la lengua

De su obra se ha dicho que es incómoda, controvertida, irritante, combativa, epatante, provocadora, violenta, minimalista, conceptual, proletaria, y mil cosas más. Y sin embargo ninguno de estos adjetivos recoge con exactitud todos los matices que encierra su ya larguísima trayectoria artística. Joseph Beuys o Marcel Duchamp son tan solo dos de los prestigiosos nombres con los que se le suele asociar.  
En el año dos mil diez Santiago Sierra saltó a todos los telediarios y periódicos nacionales y a muchos internacionales por ser el primer artista español que rechazaba un premio concedido por el Ministerio de Cultura. En la carta que hizo pública argumentado su actitud, escribió: “el arte me ha otorgado una libertad a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este premio”. Y en opinión de Santiago Sierra, para un artista radicalmente comprometido con el ser humano y con la libertad creativa como él, resulta inaceptable entrar en el juego de un Estado “que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local.” Por eso, básicamente, rechazó aquel premio, a pesar de que los treinta mil euros de la dotación económica, eran una zanahoria bastante jugosa. A la Ministra de Cultura del Gobierno socialista que presidía Rodríguez Zapatero, Ángeles González-Sinde, todavía se le deben remover las tripas cuando escucha su nombre.
Y es que Santiago Sierra (Madrid, 1966) es el intelectual y artista español contemporáneo más libre, más sincero y, con toda seguridad, uno de los más inteligentes de cuantos pululan por las carreteras sin asfaltar del arte contemporáneo. Un creador sin pelos en la lengua, al que le gusta llamar a las cosas por su nombre y para el que no están hechos los eufemismos. Resulta evidente que cuando se inventó la etiqueta de lo “políticamente correcto” no se hizo pensando en el artista madrileño, porque él siempre dice las cosas como las siente. Partiendo de una actitud radicalmente libertaria y nihilista, casi punk, se ha convertido por derecho propio en el artista español más internacional. Cada vez que estrena un nuevo proyecto, el mainstream artístico se echa a temblar. En alguna ocasión se ha autodefinido como “un minimalista con complejo de culpa” y otras como “un megaobrero que ha superado el anonimato y cuyos productos rebosan plusvalía”. La escritora bonaerense Graciela Speranza ha dicho de él: “Sierra no es un narrador omnisciente, no representa, no documenta, no registra, no es ejemplar, no alecciona, no pretende cambiar el arte ni el mundo. No es un activista. Crea situaciones que nos abruman por la claridad de los enunciados y nos arrojan a un abismo de sinsentido”. Sea como fuere, lo que tenemos muy claro es que Santiago Sierra es mucho Santiago Sierra.
Algunos de sus trabajos han levantado auténticas polvaredas mediáticas. Transformó una sinagoga alemana en una cámara de gas, ha tatuado a gente para denunciar las aberraciones del sistema capitalista y organizó una gran sodomización colectiva llevada a cabo en la ciudad de Barcelona. No obstante, la obra que lo ha hecho inmensamente popular ha sido el NO, Global Tour, donde, a modo de road movie, ha paseado un gigantesco NO negro como los tiempos que nos han tocado en suerte, a lo largo y ancho del planeta. Sus proyectos Los encargados y El trabajo es la dictadura atacaban directamente la línea de flotación de la política española y del sistema neoliberal que ha clavado sus garras con ferocidad sobre el mundo entero.
Buceando en Internet, he recopilado algunas de sus opiniones sobre lo divino y lo humano. A buen seguro, no dejarán a nadie indiferente, pues Sierra reparte leña a diestro y siniestro, sin detenerse ante nadie ni nada. Señoras y señores, a continuación, el diccionario básico para adentrarse en el personalísimo universo del artista Santiago Sierra:

Academicismo: En la academia se aprende a la inversa, por lo que es de suma importancia hacer exactamente lo contrario de lo que ahí te digan. No suele fallar. Las academias de arte son en su inmensa mayoría lugares para la castración de las artes y por ende de la libertad creativa del artista.

Artistas: “(…) lo que normalmente muestran los medios es que el artista es un señor con corbata que hace muy bien las genuflexiones. Es una imagen desastrosa que ha hecho mucho daño al propio artista. A mí a veces me da vergüenza decir que soy artista, porque se te asocia con una serie de cosas con las que no tienes nada que ver.”

Autogestión: Que la gente sea dueña de su propia vida. La autogestión de nuestros recursos, de nuestra vida y de nuestros pensamientos. Que nos hagamos cargo de nuestra vida, que nadie nos la ocupe.

Clase política: “La clase política me parece algo absolutamente repugnante.” “Estos tipos son imparables. Tienen unas formas de dominio de la población que son alucinantes. Nos hacen todo eso y todavía la gente los va a votar, va a elegir a su dictador. A través del fútbol y los deportes se le impone a la sociedad una lógica de competencia. Competir en vez de colaborar, masacrarse el uno al otro, que esté bien visto el hecho de que mi felicidad se base en la ruina del otro. Y esto no se puede cambiar porque hay un aparato propagandístico muy pensado. Si los nazis eran hábiles en la manipulación de los cerebros de la gente, ni qué decir ahora. Cuando me quiero dar cuenta, ya estoy repitiendo una frase que he leído en el periódico o escuché en la tele.”

Corrupción: La corrupción no es una anécdota. La corrupción es el Régimen y la extorsión, su método. 

Crisis: se trata de un éxito del sistema financiero. Necesitaban mucho dinero para hacer burbujitas y ahí lo tienen. Claro está que para el resto de mortales esto es un atraco. Pero ese resto cuenta cada vez menos, y es que el dominio de las élites sobre la población parece ser otro éxito aplastante. La democracia es notablemente una estafa.

Democracia: la democracia es la otra cara del fascismo, es tan solo una estafa: se elige dictador. Puro fascismo. Los fascistas no suelen parecerse a Hitler, son más bien de corbata y buen corte de pelo, y usan carné de partido, de cualquier partido (…).

Esperanza: (…) mis trabajos buscan acorralar al espectador negándole todo mensaje esperanzador, por la sencilla razón de que no veo ningún motivo para la esperanza. (…) Y como están las cosas, ¿esperanzas de qué? (…) Y creo además que no tener esperanza es muy útil: una persona que no tiene esperanza y no tiene miedo es muy peligrosa para el sistema. Y mejor ser peligroso que pusilánime.

Estado: El Estado es un cuerpo parasitario y su objetivo nunca será el bien común sino el privado, el bienestar de clase, de su clase.

España: En España tenemos una Administración colonial que hace lo que le digan fuera a cambio de impunidad en sus desfalcos. (…) España es una monarquía por la gracia del Pentágono. (…) Después de la Guerra Civil, España pasó a depender del fascismo centroeuropeo, lo que prácticamente la convirtió en un protectorado, donde todas las decisiones importantes son tomadas en el exterior. Tenemos una elite política colaboracionista con el fascismo centroeuropeo, penetrada por el crimen organizado, un país en que la jefatura del Estado la lleva un militar franquista, en fin... un desastre.

Indignados: Obviamente, razones para estar indignado sobran. Pero la indignación me parece muy poco. Yo no estoy indignado, estoy hasta los cojones de esa gentuza. En mi país hay cuatrocientos mil políticos. ¡Cuatrocientos mil políticos robando! Y además con sus familias. Imagínate… Sus hermanos, sus tíos, sus primos… No hay cuatrocientos mil artistas en España, ¿o sí? Yo creo que estamos en una situación en la que quien no oiga los tambores de guerra está sordo. Estamos al borde de una explosión de cuidado.

Lenguaje: el lenguaje es nuestra conciencia en acción y debe ser independizado de las consignas de la televisión y de Hollywood. No podemos seguir hablando como locutores automáticos de telediario, como héroes fascistas de cine o como tertulianos farisaicos. Nos han robado el leguaje palabra por palabra (…) Apagar la tele ayuda mucho [a recuperarlo], no ir al cine y pasear más por las calles también.

Libertad: La libertad es una palabra robada y mancillada por las élites. Si alguien declara ir a buscar la libertad a no sé donde, ya sabemos a lo que va, a robar. Libertad es un concepto que debe ser recuperado (…).

Monarquía: No tolero que un tipo vaya por la calle diciendo: “Yo soy el rey”. ¿El rey de qué? ¿Del mambo? Y no, lo dice muy serio y se pone una corona... Hombre, a mí esas cosas me repatean. Ya ni siquiera es una cosa de mentalidad o de teoría política. Es algo en las entrañas...

OTAN: Es la mayor organización terrorista de la historia del planeta y principal sospechosa de los atentados del 11M en Madrid, entre otras muchas desgracias.

Partidos políticos: Los partidos políticos son (…) organizaciones criminales cuyos esfuerzos  van destinados a meter mano en la caja común y repartirse el botín de lo público entre sus cuates, jefes y familiares. Ni izquierda ni derecha. Aquí la única dirección reseñable es arriba y abajo: ellos arriba y los demás abajo, obviamente. Los partidos políticos pertenecen a la banca, que es quien los financia.

Premios: “(…) no creo que ellos [el Ministerio de Cultura] sean quiénes para premiarme. Eso en primer lugar. Me siento devaluado, creo que ha habido un rollo por parte de los gobiernos en general de políticas de premios constantes hacia los artistas, que lo que fomentan es la docilidad; te chupan el prestigio y te quedas seco. A un artista que se le da un premio tan importante se le acaba su carrera; hace el ridículo en un telediario, dándoles la mano a las autoridades; y la verdad es que no me veo en ese papel. No puedo acercarme y saludar a una gente a la que detesto bastante.”  

Prensa: La prensa es la voz de los lobbies, representa grupos de poder y gana su dinero con la publicidad de las corporaciones y del Estado. Los que escriben en la prensa saben bien lo que deben o no decir, son mayoritariamente mercenarios (…).

Trabajo: El trabajo no es necesario (…) el trabajo siempre es explotación. Es necesario huir de los imaginarios que dignifican al trabajador sin cuestionarse la naturaleza misma del trabajo. El trabajo es la dictadura (…) El trabajo no nos hace libres. Tampoco dignifica. La dignidad del hombre no procede del trabajo.

Unión Europea: La UE es una auténtica cueva de piratas, desde donde un día se ordena desmantelar la industria para contentar a los industriales del Norte; otro, desmontar la agricultura para contentar a la agroindustria de Francia; o, como vemos últimamente, jalean el robo a espuertas sobre la población peninsular. La UE nos quiere como camareros y albañiles, con la ciencia prohibida y la cultura de rodillas, sin universidades: brutos, pobres y enfermos.

Vaticano: o mafia de Roma, que entiende la sodomía como un método pedagógico perfectamente aceptable.

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