Ayer
recibí un correo electrónico desde Sanlúcar de Barrameda. Me lo enviaba
Domingo, y hacía referencia a mi libro de poemas y relatos sobre la memoria
histórica El llanto, la sangre, el fuego
(Editorial Alhulia, 2012). Me vais a permitir que lo reproduzca íntegramente:
Estimado
Rafael
Leí tu libro y te
mando estas líneas para darte las gracias por haberlo escrito, por haberte
metido en ese fango histórico y sacar a la luz, de manera magistral, estas
historias, tan conmovedoras como crueles. Lo he leído, admirado y sobrecogido,
y pienso que si en todos los pueblos los escritores que viven en ellos hicieran
un trabajo tan honesto de investigación y, a la vez, de creación, o recreación
de nuestro pasado, viviríamos en una sociedad más luminosa, solidaria y humana,
producto de haber crecido día a día conociendo la realidad y las consecuencias
de nuestra historia. Gracias, de verdad, por haberlo hecho en tu tierra, porque
eres un ejemplo a seguir. Me acuerdo ahora de Eduardo Galeano que, cuando leyó
unos versos de nuestro poeta Julio Vélez, pensó: yo tengo que ser amigo
de este tipo, tengo que ser amigo de un hombre que escribe así y sobre estas
cosas... Y te tiendo mi mano con el mismo deseo, amigo.
Un gran abrazo
libertario.
Salud!
En fin,
qué queréis que os diga. Pues que no se me ocurre mayor motivo de orgullo para
un escritor que recibir escritos como este. Muchas gracias, amigo Domingo.
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