El blues viste con harapos y huele a sudor y suciedad, a vino
barato de tetrabrick y a callejón sin salida. Jamás el blues usará trajes caros
ni olerá a perfume francés.
El blues es Billie Holiday y Robert Johnson y Bill Evans y
Elmore James y Miles Davis y Bessie Smith y mil nombres más que han sabido en
carne propia de la pobreza, del dolor, de la soledad, del sufrimiento, de la
amargura, de la rabia de vivir, de la derrota.
El blues es tener la piel del alma repleta de cicatrices.
(La mirada del jazz,
Editorial Alhulia, 2006)
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