¿Alguna
idea?, esa ha sido la pregunta que el principito les ha lanzado esta mañana a
los periodistas que cubrían el que va a ser uno de sus últimos actos como
príncipe, antes de que mañana sea nombrado rey de España, como si aún viviésemos
en el siglo XV, en vez de en el XXI. La anécdota ha tenido lugar en una reunión
del patronato del Instituto Elcano, donde Felipe de Borbón había acudido para
presidir el acto, arropado por lo más granado del neoliberalismo nacional: Felipe
González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, además de los
actuales ministros de Exteriores, José Manuel García Margallo; Defensa, Pedro
Morenés; y Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, seis tíos a los que
ninguna persona de bien les daría ni los buenos días. Antes de entrar en dicha
reunión, un periodista le ha preguntado al príncipe que si ya tenía preparado
el discurso de mañana, a lo que este ha aprovechado para soltar la bromita.
Pues
vale. Yo sí tengo alguna idea para que las use en su discurso. Y se las cedo
absolutamente gratis. Que no se diga.
Por
ejemplo, el Príncipe de Asturias podría empezar mañana su histórico discurso hablando
de la pobreza infantil que asola nuestro país, que ya alcanza la nada
despreciable cifra del 30% de la población infantil. En el mismo párrafo podría
añadir algunos datos escalofriantes, como por ejemplo, que España, el país del que él va a ser rey,
es el segundo estado de la UE con la tasa de pobreza infantil más elevada,
detrás de Rumanía, que ocupa el primer puesto del ranking. También podría decir, ya puestos, que el 24% de las niñas
y niños españoles no comen frutas y verduras todos los días, y no porque no les
guste, sino porque sus padres no tienen para comprarla.
También sería
magnífico que mañana en su discurso se acordara de las 500.000 familias que han
perdido sus hogares desde 2008 hasta este momento por los diferentes procedimientos
de ejecución hipotecaria. Me encantaría que se preguntara en voz alta dónde
viven ahora esas personas, dónde duermen, dónde hacen sus hijos los deberes que
les ponen en el cole. Me gustaría que se preguntara porqué los poderes públicos
no cumplen a rajatabla el Artículo 41 de la Constitución española de 1978, esa
que tanto gusta a los neoliberales, y que dice, así: Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y
adecuada.
Otro tema
que le sugiero para su discurso es el paro. Estaría bien que se acordara de los
seis millones de parados, de los cuales algunos ya llevan cuatro o cinco años
sin trabajar; me gustaría que se acordara de los que cobran 426 euros y me
gustaría que se acordara aún más de los que no cobran ni un puto euro y viven
de la solidaridad familiar o directamente de la caridad. Me gustaría que no se
olvidara de los que un día y otro día y otro día salen a la calle con la
esperanza de encontrar un curro aún a sabiendas de que la cosa es bastante
complicada. Me gustaría que hablara de la generación perdida (y no me refiero a
la de Hemingway) de jóvenes españoles que se han tenido que ir a Alemania u otros
lugares a que los engañen, los exploten y los puteen.
También
puede hablar en su discurso de la educación pública, de la sanidad pública, de la
televisión pública, de la cultura, de cómo el actual gobierno —y otros gobiernos
anteriores— se las han ido cargando poco a poco, deteriorando servicios que nos
pertenecen a todos, y que ellos están desguazando como si fuese un coche viejo.
Podría hablar de los recortes en becas,
en profesorado, en sueldos, en inversión sanitaria, en i+d, etc., etc.
Otro tema
interesante puede ser el de todas esas mujeres que viven acojonadas, amenazadas,
maltratadas, puteadas, sin que los poderes públicos hagan nada por ellas
(bueno, miento, sí hacen: cuando ya las han asesinado, guardan un minuto de
silencio por sus vidas).
También
debería hablar del déficit democrático que padece la sociedad española, de las
leyes fascistas que el Partido Popular ha aprobado o está a punto de aprobar, y
cuyo único fin es acojonar a la gente, acabar con las protestas, y volver a
apretar los grilletes. Llegados a este punto, Felipe VI podría tener un grato
recuerdo para Carlos y Carmen, para Miguel e Isma, para Iñigo, para Alberto, y
para todas las personas que están detenidas, condenadas y encarceladas por su
activismo social. Ese sería un gesto que nunca olvidaríamos.
Por
supuesto, y dado que su madre es extranjera, el principito no debería olvidarse
en su discurso de las mujeres y hombres que vienen de otros países buscando una
vida mejor. No debería olvidarse de las vallas de Melilla y Ceuta, no debería
olvidarse de los Centros de Internamiento de Extranjeros (los nuevos campos de
concentración) y no debería olvidarse, bajo ningún concepto, de las malditas
concertinas.
Yo creo
que con esos temas ya tiene para escribir un buen discurso del que seguro se hablaría
durante mucho, mucho tiempo. Y por cierto, ¿qué opinaría Rajoy de un discurso
que tocara todos estos puntos?
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