No.
No. No.
No
y no.
Y
otra vez no.
Y
mil veces no.
Que
te quede claro.
No
quiere decir sólo no.
Y
por si no te has enterado
te
lo vuelvo a repetir
una
vez más:
No.
No
al dolor.
No
a la contaminación.
No
a la corrupción.
No
a la mentira
y
a la infamia.
Un
no gigantesco
a
un mundo
en
el que dos mil
doscientos
millones
de
seres humanos
viven
con menos
de
un dólar al día.
Un
no gigantesco
a
un mundo
lleno
de fronteras,
de
vallas, de concertinas.
No
a que venga el presidente,
el
policía y/o el cura
a
decirme qué he de hacer,
cómo
he de hacerlo,
cuándo
y dónde he de hacerlo.
No
a la traición.
No
a la desesperanza.
No
al olvido.
No
a la manipulación
y
a la mentira.
No
a toda la mierda neoliberal.
No
a la castración mental.
No
al imperio.
No
al fracking.
No
a cada una de las cosas
que no nos deja ser felices.
Sí
a todo lo demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.