sábado, 28 de marzo de 2015

Los que más sufren



En general nunca se dice nada de los que más sufren. O se dice algo, pero con engaño, suavizando, sin mención a lo espantoso de su historia.
Bernardo Atxaga

miércoles, 25 de marzo de 2015

Algunas reflexiones a propósito de las elecciones en Andalucía



El pasado domingo se celebraron elecciones autonómicas en Andalucía. Setenta y tres horas después de tan magno acontecimiento, y tras observar detalladamente los datos, se pueden sacar las siguientes conclusiones:
a) Para mí el dato que más llama la atención de todos los referentes a las elecciones del domingo es el de la abstención. El 36 % de los andaluces con derecho a voto, por una u otra razón, no votó. Yo creo que es un dato que no se debe obviar, por mucho que los políticos, de un signo u otro, tratan de no darle importancia. Casi cuatro andaluces de cada diez que podían votar no lo hicieron. La mayoría porque han dejado de ver en la política (tal vez nunca la han visto) la solución a sus problemas, Los motivos son muchos y variados: el asco que sienten por la corrupción, la falta de expectativas laborales y sociales, la inoperancia del sistema, etc.
b) El PSOE de Andalucía vuelve a ser el partido más votado con 1.409.042 votos y su número uno, la sevillana Susana Díaz, seguirá siendo la Presidenta de la Junta de Andalucía. Los socialistas continúan con los 47 escaños que tuvieron en la anterior legislatura, pero con 114 mil votos menos, que se dice pronto. Indudablemente la Ley D'Hont, como siempre ocurre con el partido más votado, le saca las castañas del fuego, pero ya quedan muy lejos aquellos tiempos en que los socialistas arrasaban consiguiendo mayoría absoluta tras mayoría absoluta.
c) El Partido Popular ha sido, sin ninguna duda, el gran perdedor de estas elecciones, se pongan como se pongan y busquen las excusas que busquen. Y es que el PP ha pasado de ser el partido ganador en 2012 a ocupar el segundo puesto. Por el camino, los peperos se han dejado 503 mil votos y 17 escaños. La gente no puede perdonar todo el daño que han esparcido durante estos tres años de gobierno Mariano Rajoy y sus ministros: desahucios, paro, corrupción a destajo bronca en la calle y una gran parte de la población que lo ha pasado y lo sigue pasando muy, pero que muy mal. Lo extraño es que aún los vote alguien.  Las caras de los dirigentes populares la noche de las elecciones lo decía todo.
d) El otro gran damnificado de las elecciones del domingo pasado fue Izquierda Unida. De tener 12 diputados y 437.445 votos en 2012 han bajado a 273.927 votos, lo que se traduce en tan solo 5 diputados. La pérdida de esos 7 diputados supone dejar de ser imprescindibles para el gobierno y la estabilidad. En esta legislatura vez su papel será meramente testimonial. Está claro, como ya pronosticamos algunos tras el pacto de gobierno con el PSOE, que aquello les pasaría factura. Aquellas aguas han dejado estos lodos.
e) Entran en juego Podemos y Ciudadanos. Los primeros con 590 mil votos, lo que se traduce en 15 escaños. Lejos quedan esos 22 escaños que les otorgaban las encuestas y más lejos aún la posibilidad de ser el motor del cambio. En mi modesta opinión, esto debería hacerlos ir con un poco más de humildad y no dar por hecho que van a ganar las generales. En cuanto a Ciudadanos, consiguen prácticamente 400 mil votos y 9 diputados. Supongo que a partir de ahora, el PP los tomará en serio, tras la sangría que le han hecho. Ya era hora de que el bloque monolítico de la derechona española se fracturara por alguna parte. Hasta ahora los votantes de derechas que se mosqueaban con el PP, no tenían otra manera de manifestar su enfado que quedándose en casita el día de las elecciones. A partir de ahora, ya tienen otra opción: votar a Ciudadanos.
f) El Partido Andalucista (sí, todavía existe, aunque tendríamos que decir, de momento) se convierte en una fuerza absolutamente residual, con apenas el 1'5% de los votos emitidos. De aquí a la desaparición hay un paso.
g) Las políticas neoliberales, de ajuste, de recortes o de castigo social (les demos el nombre que le demos, todos sabemos de qué estamos hablando) aplicadas tanto a nivel estatal por el PP como en Andalucía por el PSOE e IU, sufren un duro revés, aunque, también es cierto, no ha sido el descalabro que muchos deseábamos. Está claro que la gente no quiere menos inversión en sanidad, en educación o en dependencia. La gente quiere más bienestar social. ¿Es tan difícil de entender?  
h) El voto andaluz es un voto muy conservador. La gente vota una y otra vez mayoritariamente la misma opción, a pesar de la corrupción, a pesar del paro, a pesar las infraestructuras, etc. Y es que, cuando el régimen pone en marcha la política clientelar, no hay nada ni nadie que lo detenga.

martes, 24 de marzo de 2015

Lameculos II



La asignatura de lameculos no la enseñan en las universidades, pero deberían, tiene un éxito tremendo en todas partes. Y además sería fácil. Sólo tienen que enseñarte a afilar la lengua, para que entre bien. 

Francisco gonzález Ledesma

sábado, 21 de marzo de 2015

Narcotráfico



Hace unos días me ocurrió algo que me ha dejado absolutamente descolocado. De hecho, desde el momento en que tuvo lugar lo que me dispongo a narrar, mis nervios, habitualmente templados, están a flor de piel y mi sueño, de natural sosegado y reparador, se ha vuelto caótico y descorazonador. Y es que el miedo se ha apoderado por completo de mi vida y, por ende, de la de mi mujer.
El acontecimiento que me está quitando el sueño y está destrozando mis nervios ocurrió como sigue.
Volvía yo el lunes pasado del trabajo, caminando. Esto no es algo que yo haga con frecuencia, pues siempre suelo usar el coche para este menester. Pero ese día, mi coche, debido a las bajísimas temperaturas con las que habíamos amanecido, no logró ponerse en marcha. Así que me tocó irme a trabajar andando. A la vuelta, decidí tomar un atajo atravesando un parque que está situado a medio camino entre mi trabajo y mi casa. A la hora en que yo regreso del trabajo, el parque está prácticamente vacío. Aquel día no era una excepción. No se veía ni un alma en la amplísima extensión de terreno que forma el parque. Cuando llevaba atravesadas tres cuartas partes del parque, en mitad del sendero por el que iba caminando hacia mi casa, vi lo que en un primer instante me pareció un maletín. Conforme me acercaba a donde estaba el bulto oscuro, me fui reafirmando en mi primera impresión, efectivamente ante mí tenía un maletín de piel, de color marrón oscuro. A simple vista, parecía un maletín caro. Esa fue la primera impresión que me dio. Aunque debo admitir que yo, de maletines, sé más bien poco, por no decir, absolutamente nada.
Al principio pensé que mejor no lo tocaba, por lo que pudiera pasar. No quería complicaciones. A este motivo había que añadir otro de peso: se me estaba haciendo tarde. Así que seguí mi camino hacia mi casa. Pero la curiosidad pudo más que el sentido común. De repente, cuando ya me había alejado diez o doce metros, como movido por un resorte interior, me di la vuelta y desanduve mis pasos. Cuando llegué hasta donde se encontraba el maletín, lo toqué ligera, suavemente, con la punta de mi pie derecho. Confieso que estaba asustado. Pensé que lo mismo dentro de aquel elegante maletín de piel marrón, había un artefacto, dejado allí por algún grupo terrorista nacionalista o religioso, y que al abrirlo, explosionaría, arrancando de cuajo mis manos, mis brazos y hasta mi cabeza.  No sé. Cosas más raras se ven cada día. Lo volví a tocar con la punta de mi bota derecha. Aquello no parecía que fuese asaltar por los aires, la verdad. Me decidí a abrirlo. Me agaché y lo cogí entre mis manos con sumo cuidado. A estas alturas, temblaba ligeramente, aunque trataba de infligirme un valor del que carecía por completo. En la parte superior había una cremallera dorada. No había ningún tipo de candado ni de llave que impidiera abrir con facilidad el maletín.
Lo abrí.
Su contenido me dejó sin aliento.
Aquel maletín de color marrón oscuro, hecho de piel y de aspecto caro, contenía en su interior un montón de bolsitas de plástico transparente. Y estas bolsitas de plástico transparente estaban llenas a rebosar de figuras literarias. Las había de dicción y de pensamiento. Había bolsitas repletas de hipérboles, de anacolutos, de personificaciones, de símiles, de sinalefas, de hipérboles, de aliteraciones, de retruécanos, de metonimias, de sinécdoques, de tropos, de lítotes, de anáforas, de epítetos, de onomatopeyas, de pleonasmos, de quiasmos, de calambures, y sobre todo, allí había varias bolsitas blancas cargadas de metáforas.
No hacía falta ser ningún experto en la materia para darse cuenta de que el valor del contenido de aquel maletín en el mercado negro alcanzaría una cifra con seis o más ceros a la derecha.
Volvía a cerrar el maletín, mientras que una sensación de euforia recorría mi sistema nervioso a toda velocidad. Lo cogí con fuerza y lo apreté contra mi pecho. Eché a correr como si el mismísimo diablo viniese corriendo tras de mí. Llegué a casa y mi esposa aún no había llegado. Escondí el maletín en el lugar más recóndito que pude encontrar en mi casa. Cuando llegó mi mujer, resultaba más que evidente que había ocurrido algo fuera de lo normal. Me preguntó qué me había pasado, por qué estaba tan nervioso,  y aunque mi intención era dejarla fuera de todo aquello, no me sentí con fuerzas para ocultárselo. Le conté todo lo que me había pasado desde que iba caminado por el sendero que atraviesa el parque, todo, absolutamente todo, con pelos y señales, sin ocultar ni un solo detalle. Y aunque los dos sabíamos cuál era la manera correcta de actuar, decidimos no acudir a la policía. Esperaríamos a ver qué derrotero tomaban los acontecimientos.
De todo esto que he contado, han pasado ya cinco días. Ambos estamos asustados. Y no sabemos muy bien qué hacer. Somos conscientes del peligro que conlleva intentar jugársela a la mafia que tiene el control del narcotráfico literario. No seríamos los primeros que pagan con sus propias vidas el atrevimiento de interponerse en el camino de los narcotraficantes de la poesía. Y también sabemos que, tarde o temprano, algún sicario contratado ad hoc acabará dando con nuestro rastro. Y aún así, seguimos guardando en algún rincón oculto de nuestra casa el maletín lleno a rebosar de figuras retóricas. Y es que es muy difícil escapar del influjo de la belleza en estado químicamente puro. 

martes, 3 de marzo de 2015