Hace
unos meses recibí una llamada de teléfono. Al otro lado de la línea estaba
Antonio Zurera. Tras los saludos de rigor, empezamos a charlar. Después de unos
minutos de conversación, Antonio me explicó que quería que el día en que se
presentara la candidatura de UPOA para las elecciones municipales de 2015,
estuviera aquí con él, presentándolo, arropándolo, apoyándolo. No tienes que
darme una respuesta en este mismo momento, me dijo. Tómate tu tiempo.
Creo que
no tardé más de diez segundos en responder, ya que no tenía ninguna duda de que
esta noche yo estaría aquí con Antonio. Cuenta conmigo, fue mi respuesta. Y
aquí estoy, cumpliendo mi palabra y apoyándolo con mi modesta presencia, a él y
a su proyecto sociopolítico para Aguilar de la Frontera.
A
Antonio Zurera Cañadillas lo conozco desde hace casi treinta años. Cuando
nuestros caminos se cruzaron por primera vez, yo era apenas un adolescente, y
él tampoco es que fuera mucho mayor, pero a mis ojos ya era un tipo curtido y
con mucho mundo a sus espaldas.
Recuerdo muy bien una anécdota que marcó
nuestra amistad para siempre. Antonio fue la primera persona que me habló del
dibujante de tebeos Carlos Giménez. Para quien no tenga la suerte de conocer la
obra de Carlos Giménez, simplemente diré que es uno de los más grandes
historietistas del tebeo español. Giménez había sido un huérfano criado en las
casas del Auxilio Social del franquismo, sin duda, una de las peores
experiencias a las que se puede someter a un niño. De esas vivencias salieron
obras geniales como Paracuellos,
o la serie España: Una,
Grande, Libre, una de las más despiadadas, y certeras críticas que se haya
escrito en este país sobre el terrorífico sistema franquista y sobre la tan
cacareada Transición.
Antonio
me prestó aquellos álbumes y yo los leí con auténtica pasión juvenil, poniendo
toda la carne en el asador, como sólo ocurre con las cosas que llegan para
cambiar nuestras vidas, aunque en esos momentos no seamos conscientes de ese
cambio. Pero no sólo eso. Antonio también me dio a conocer las canciones del
gran cantante y compositor cubano Silvio Rodríguez, fundador de lo que se dio
en llamar la Nueva Trova Cubana y uno de los más grandes artistas que ha dado
la isla caribeña. Aunque sólo sea por estos dos descubrimientos, siempre le estaré
agradecido.
En
aquellos primeros tiempos de nuestra amistad, Antonio ya andaba, por supuesto,
metido hasta las trancas en su militancia política y sindical. Estoy hablando
de la mitad de la década de los ochenta. Tiempos de convulsión social, de
luchas obreras, del referéndum de la OTAN, de reconversiones industriales, y de
un país que empezaba a despertar de un breve sueño de esperanza e ilusión. Un
poco tiempo antes, el PCE, organización en la que Antonio había militado en su
primera juventud, se había quebrado debido a las luchas internas y a la deriva
ideológica a la que se habían apuntado sus dirigentes. Un grupo de comunistas
que no compartían los postulados del eurocomunismo, fundaron el PCPE, partido
en el que, desde el mismo día que echó a andar, milita Antonio Zurera.
Este
dato no es algo baladí. Lo traigo a colación porque esto dice mucho de él y de
su manera de ser: este hombre es, y creo que no descubro nada nuevo al decir
esto, una persona con unos férreos principios ideológicos. En estos tiempos en
los que la gente cambia de ideología como de camisa, él siempre ha permanecido
leal a su militancia comunista, siempre ha estado en la barricada en la que se
defendía a la clase trabajadora, en la lucha por las mejoras sociales y
económicas de los más desfavorecidos, en la trinchera anticapitalista,
antiglobalizadora y anti-neoliberal, defendiendo a los pueblos que sufren la
opresión imperialista, siempre con los débiles, siempre contra los poderosos.
Antonio siempre ha permanecido fiel a las mismas ideas, aún en los tiempos más
difíciles, en los que definirse como marxista era poco menos que colgarse el
cartelito de “apestado”. Y sin
embargo, eso, a él, sólo le ha servido para reafirmarse un poco más en sus
principios.
Pero
esto no es todo. El hombre que lidera el proyecto de UPOA es, ante todo, una
persona honrada, radicalmente honrada, me atrevería a decir, que es, con toda
seguridad, el mejor adjetivo que el idioma castellano tiene para definir a
alguien, mucho más, cuando ese alguien se dedica a la política de manera
activa. Durante 20 años, ha sido concejal en el ayuntamiento de Aguilar. Y
durante esos 20 años, nunca se le ha conocido ningún trapicheo, ninguna movida
rara, y supongo que 20 años como representante en un ayuntamiento dan para muchos
trapicheos y para muchas movidas raras. Durante todos estos años, Antonio
Zurera ha llevado a cabo una acción política desde la oposición, rigurosa,
seria y eficaz. A pesar, la mayoría de las veces, de su minúscula
representación, Antonio ha sido un claro referente en la política aguilarense.
Desde el punto de vista institucional, ha sido leal cuando ha tocado serlo,
pero ha sido implacable, actuando con contundencia, como no podía ser de otra
manera, cuando la situación así lo requería. No me cabe ninguna duda de que su
forma de hacer política, su forma de estar en la oposición, siempre ha venido
marcada por su fuerte compromiso con la gente de Aguilar, con sus vecinas y
vecinos. Y no me cabe ninguna duda de que esto va a seguir siendo así, después
del día 24, y sea cual sea el lugar que ocupe a partir de ese día.
Y sin
embargo, este retrato de Antonio no estaría completo si me detengo solo en la
parte institucional de nuestro hombre. Y es que uno no puedo hablar de Antonio
Zurera sin hablar del luchador, del hombre pegado a la calle, de la persona que
ha trabajado infatigablemente por transformar
la sociedad, y cuyas principales armas han sido siempre la movilización y la
lucha. Antonio lleva media vida presionando, trabajando para conseguir vencer
el pulso a los poderosos, luchando día a día contra las reformas laborales,
contra los desahucios, contra las injusticias que por desgracia acechan a los
más desfavorecidos desde todos los puntos cardinales.
Y es
que en cierto sentido, y esto que voy a
decir quiero que se entienda como un cumplido, Antonio Zurera es un luchador de
la vieja escuela. En estos tiempos en que algunos quieren transformar la
sociedad y vencer al capitalismo desde un plató de televisión, en estos tiempos
en que muchos colman sus anhelos revolucionarios escribiendo en las redes
sociales y participando en las tertulias de radio y de televisión, Antonio es,
como yo mismo, de los que siguen pensando que no hay una herramienta más
poderosa de transformación social que la acción colectiva y la lucha
organizada. Por eso, Antonio Zurera durante todos estos años, ha estado siempre
en la movilización diaria, apoyando y participando en las huelgas generales,
fomentando las asambleas informativas con los trabajadores, o simplemente
prestando su ayuda a quien se lo ha pedido. En mi opinión esa es la única lucha
que vale. En mi opinión eso sí es transformar la sociedad.
No voy
a ocultar mi deseo de que Antonio Zurera sea el próximo alcalde de Aguilar.
Decía Antonio Gramsci, el dirigente comunista italiano, que en política es
necesario “plantear un proyecto político que sea una fantasía concreta.” Y creo
que ese es el gran acierto del grupo sociopolítico que lidera Antonio Zurera,
de esta Unidad Popular de Aguilar: plantear fantasías concretas para nuestro
pueblo. La candidatura de UPOA, con Antonio al frente, está compuesta por
hombres y mujeres ilusionados con este proyecto político, convencidos de que la
participación ciudadana real debe ser un pilar básico de nuestra sociedad;
convencidos de que no sólo se puede sino que, ante todo, se debe gobernar sin
corrupción; convencidos de que se puede construir un municipio habitable y
respetuoso con nuestro medio ambiente; convencidos de que se pueden poner en
marcha presupuestos participativos, radicalmente democráticos; convencidos de
que se puede aunar cultura popular y cultura de calidad; convencidos de que se
puede construir una sociedad más
igualitaria, en la cual el derecho a la vivienda, el empleo justo y de calidad,
la diversidad económica o el papel activo de los jóvenes no sean meras palabras
escritas en un programa electoral. Tengo plena confianza en que Antonio Zurera,
si el pueblo de Aguilar así lo decide el próximo día 24 de mayo, sabrá estar a
la altura como alcalde de Aguilar, defendiendo los intereses de este pueblo,
defendiendo los intereses de las mujeres y de los hombres que vivís aquí, y
tengo, sobre todo, plena confianza en que cuando pase el tiempo, dentro de unos
años, cuando Antonio deje la política activa, porque la militancia jamás la abandonará,
seguirá siendo ese hombre cabal y radicalmente honrado que yo conocí cuando yo
no era más que un muchacho, y hablaremos de sus errores y de sus aciertos,
seguro que mucho más de sus aciertos, pero hablaremos, sobre todo, de su
integridad moral y ética.
Quisiera
terminar mi intervención esta noche aquí con unos versos del gran poeta
chileno, el gran poeta del pueblo, el gran poeta comunista, Pablo Neruda, que
vienen como anillo al dedo para hablar de Antonio Zurera, y del contexto
histórico en el que vivimos a día de hoy. Escribió Neruda estas palabras:
llenar
de pan las tinieblas,
fundar
otra vez la esperanza.
Eso y
no otra cosa es lo que yo te pido, amigo Antonio, si dentro de unas semanas te
conviertes en el nuevo alcalde de Aguilar de la Frontera: llena de pan las
tinieblas, funda otra vez la esperanza.
Salud y
libertad.
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