viernes, 17 de abril de 2015

ANTONIO ZURERA: LLENAR DE PAN LAS TINIEBLAS, FUNDAR OTRA VEZ LA ESPERANZA. (INTERVENCIÓN DE RAFA CALERO EN LA PRESENTACION DE LA CANDIDATURA DE UPOA)

Hace unos meses recibí una llamada de teléfono. Al otro lado de la línea estaba Antonio Zurera. Tras los saludos de rigor, empezamos a charlar. Después de unos minutos de conversación, Antonio me explicó que quería que el día en que se presentara la candidatura de UPOA para las elecciones municipales de 2015, estuviera aquí con él, presentándolo, arropándolo, apoyándolo. No tienes que darme una respuesta en este mismo momento, me dijo. Tómate tu tiempo.
Creo que no tardé más de diez segundos en responder, ya que no tenía ninguna duda de que esta noche yo estaría aquí con Antonio. Cuenta conmigo, fue mi respuesta. Y aquí estoy, cumpliendo mi palabra y apoyándolo con mi modesta presencia, a él y a su proyecto sociopolítico para Aguilar de la Frontera.
A Antonio Zurera Cañadillas lo conozco desde hace casi treinta años. Cuando nuestros caminos se cruzaron por primera vez, yo era apenas un adolescente, y él tampoco es que fuera mucho mayor, pero a mis ojos ya era un tipo curtido y con mucho mundo a sus espaldas.

Recuerdo muy bien una anécdota que marcó nuestra amistad para siempre. Antonio fue la primera persona que me habló del dibujante de tebeos Carlos Giménez. Para quien no tenga la suerte de conocer la obra de Carlos Giménez, simplemente diré que es uno de los más grandes historietistas del tebeo español. Giménez había sido un huérfano criado en las casas del Auxilio Social del franquismo, sin duda, una de las peores experiencias a las que se puede someter a un niño. De esas vivencias salieron obras geniales como Paracuellos, o la serie España: Una, Grande, Libre, una de las más despiadadas, y certeras críticas que se haya escrito en este país sobre el terrorífico sistema franquista y sobre la tan cacareada Transición.
Antonio me prestó aquellos álbumes y yo los leí con auténtica pasión juvenil, poniendo toda la carne en el asador, como sólo ocurre con las cosas que llegan para cambiar nuestras vidas, aunque en esos momentos no seamos conscientes de ese cambio. Pero no sólo eso. Antonio también me dio a conocer las canciones del gran cantante y compositor cubano Silvio Rodríguez, fundador de lo que se dio en llamar la Nueva Trova Cubana y uno de los más grandes artistas que ha dado la isla caribeña. Aunque sólo sea por estos dos descubrimientos, siempre le estaré agradecido.

En aquellos primeros tiempos de nuestra amistad, Antonio ya andaba, por supuesto, metido hasta las trancas en su militancia política y sindical. Estoy hablando de la mitad de la década de los ochenta. Tiempos de convulsión social, de luchas obreras, del referéndum de la OTAN, de reconversiones industriales, y de un país que empezaba a despertar de un breve sueño de esperanza e ilusión. Un poco tiempo antes, el PCE, organización en la que Antonio había militado en su primera juventud, se había quebrado debido a las luchas internas y a la deriva ideológica a la que se habían apuntado sus dirigentes. Un grupo de comunistas que no compartían los postulados del eurocomunismo, fundaron el PCPE, partido en el que, desde el mismo día que echó a andar, milita Antonio Zurera.
Este dato no es algo baladí. Lo traigo a colación porque esto dice mucho de él y de su manera de ser: este hombre es, y creo que no descubro nada nuevo al decir esto, una persona con unos férreos principios ideológicos. En estos tiempos en los que la gente cambia de ideología como de camisa, él siempre ha permanecido leal a su militancia comunista, siempre ha estado en la barricada en la que se defendía a la clase trabajadora, en la lucha por las mejoras sociales y económicas de los más desfavorecidos, en la trinchera anticapitalista, antiglobalizadora y anti-neoliberal, defendiendo a los pueblos que sufren la opresión imperialista, siempre con los débiles, siempre contra los poderosos. Antonio siempre ha permanecido fiel a las mismas ideas, aún en los tiempos más difíciles, en los que definirse como marxista era poco menos que colgarse el cartelito de “apestado”. Y sin embargo, eso, a él, sólo le ha servido para reafirmarse un poco más en sus principios. 
Pero esto no es todo. El hombre que lidera el proyecto de UPOA es, ante todo, una persona honrada, radicalmente honrada, me atrevería a decir, que es, con toda seguridad, el mejor adjetivo que el idioma castellano tiene para definir a alguien, mucho más, cuando ese alguien se dedica a la política de manera activa. Durante 20 años, ha sido concejal en el ayuntamiento de Aguilar. Y durante esos 20 años, nunca se le ha conocido ningún trapicheo, ninguna movida rara, y supongo que 20 años como representante en un ayuntamiento dan para muchos trapicheos y para muchas movidas raras. Durante todos estos años, Antonio Zurera ha llevado a cabo una acción política desde la oposición, rigurosa, seria y eficaz. A pesar, la mayoría de las veces, de su minúscula representación, Antonio ha sido un claro referente en la política aguilarense. Desde el punto de vista institucional, ha sido leal cuando ha tocado serlo, pero ha sido implacable, actuando con contundencia, como no podía ser de otra manera, cuando la situación así lo requería. No me cabe ninguna duda de que su forma de hacer política, su forma de estar en la oposición, siempre ha venido marcada por su fuerte compromiso con la gente de Aguilar, con sus vecinas y vecinos. Y no me cabe ninguna duda de que esto va a seguir siendo así, después del día 24, y sea cual sea el lugar que ocupe a partir de ese día.
Y sin embargo, este retrato de Antonio no estaría completo si me detengo solo en la parte institucional de nuestro hombre. Y es que uno no puedo hablar de Antonio Zurera sin hablar del luchador, del hombre pegado a la calle, de la persona que ha trabajado infatigablemente por transformar la sociedad, y cuyas principales armas han sido siempre la movilización y la lucha. Antonio lleva media vida presionando, trabajando para conseguir vencer el pulso a los poderosos, luchando día a día contra las reformas laborales, contra los desahucios, contra las injusticias que por desgracia acechan a los más desfavorecidos desde todos los puntos cardinales.
Y es que en cierto sentido, y esto que voy  a decir quiero que se entienda como un cumplido, Antonio Zurera es un luchador de la vieja escuela. En estos tiempos en que algunos quieren transformar la sociedad y vencer al capitalismo desde un plató de televisión, en estos tiempos en que muchos colman sus anhelos revolucionarios escribiendo en las redes sociales y participando en las tertulias de radio y de televisión, Antonio es, como yo mismo, de los que siguen pensando que no hay una herramienta más poderosa de transformación social que la acción colectiva y la lucha organizada. Por eso, Antonio Zurera durante todos estos años, ha estado siempre en la movilización diaria, apoyando y participando en las huelgas generales, fomentando las asambleas informativas con los trabajadores, o simplemente prestando su ayuda a quien se lo ha pedido. En mi opinión esa es la única lucha que vale. En mi opinión eso sí es transformar la sociedad.
No voy a ocultar mi deseo de que Antonio Zurera sea el próximo alcalde de Aguilar. Decía Antonio Gramsci, el dirigente comunista italiano, que en política es necesario “plantear un proyecto político que sea una fantasía concreta.” Y creo que ese es el gran acierto del grupo sociopolítico que lidera Antonio Zurera, de esta Unidad Popular de Aguilar: plantear fantasías concretas para nuestro pueblo. La candidatura de UPOA, con Antonio al frente, está compuesta por hombres y mujeres ilusionados con este proyecto político, convencidos de que la participación ciudadana real debe ser un pilar básico de nuestra sociedad; convencidos de que no sólo se puede sino que, ante todo, se debe gobernar sin corrupción; convencidos de que se puede construir un municipio habitable y respetuoso con nuestro medio ambiente; convencidos de que se pueden poner en marcha presupuestos participativos, radicalmente democráticos; convencidos de que se puede aunar cultura popular y cultura de calidad; convencidos de que se puede construir una sociedad  más igualitaria, en la cual el derecho a la vivienda, el empleo justo y de calidad, la diversidad económica o el papel activo de los jóvenes no sean meras palabras escritas en un programa electoral. Tengo plena confianza en que Antonio Zurera, si el pueblo de Aguilar así lo decide el próximo día 24 de mayo, sabrá estar a la altura como alcalde de Aguilar, defendiendo los intereses de este pueblo, defendiendo los intereses de las mujeres y de los hombres que vivís aquí, y tengo, sobre todo, plena confianza en que cuando pase el tiempo, dentro de unos años, cuando Antonio deje la política activa, porque la militancia jamás la abandonará, seguirá siendo ese hombre cabal y radicalmente honrado que yo conocí cuando yo no era más que un muchacho, y hablaremos de sus errores y de sus aciertos, seguro que mucho más de sus aciertos, pero hablaremos, sobre todo, de su integridad moral y ética.
Quisiera terminar mi intervención esta noche aquí con unos versos del gran poeta chileno, el gran poeta del pueblo, el gran poeta comunista, Pablo Neruda, que vienen como anillo al dedo para hablar de Antonio Zurera, y del contexto histórico en el que vivimos a día de hoy. Escribió Neruda estas palabras:
llenar de pan las tinieblas,
fundar otra vez la esperanza.
Eso y no otra cosa es lo que yo te pido, amigo Antonio, si dentro de unas semanas te conviertes en el nuevo alcalde de Aguilar de la Frontera: llena de pan las tinieblas, funda otra vez la esperanza.
Salud y libertad.

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