Pero
hay algo que sí sé: resulta difícil conseguir que la gente que nos rodea
entienda que para el trabajo de escritor todo es alimento y que la mayor parte
del trabajo del novelista consiste en interpretaciones y en trasposiciones, y
no, desde luego, en ejercicios piadosos.
El
personaje de Zelda Fitzgerald en la novela Alabama
Song, de Gilles Leroy.
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