A Billie Holiday, en el centenario de su nacimiento
Tragedia y dolor rezuman
por cada poro de tu piel. Tu voz es un
veneno mortal que recorre tu garganta. Fugitiva de mil derrotas, adicta a todas
las adicciones, demostraste que lo divino puede habitar entre los mortales. Y
los dioses, rencorosos, incapaces de soportar tanta belleza, jamás te lo
perdonaron. Ante el micrófono, dos gardenias en el pelo, una princesa
majestuosa, pasional, desgarrada. Extraño fruto, del color de la muerte y el
sabor de la sangre, nadie cantaba el blues
como tú, porque el blues no es nada más que
un dolor en tu corazón, un dolor que tú conocías muy bien.
(La mirada del jazz, Editorial Alhulia, 2006)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.