Esto no es poesía,
dice mi mujer.
Esto no es poesía,
dicen mis amigos.
Esto no es poesía,
dice mi compañera de trabajo.
Esto no es poesía,
dice un aspirante a crítico literario.
Esto no es poesía,
dice el Ministro de Cultura.
Esto no es poesía,
dice un listo con desdén mientras toma un
café.
Esto no es poesía,
dice una que dice que escribe poesía.
Esto no es poesía,
dicen mis lectores.
Esto no es poesía,
dice uno que jamás ha leído un poema.
Esto no es poesía,
dice una estudiante de Filología Inglesa.
Esto no es poesía,
dicen los miembros del jurado de un premio
poético amañado.
Esto no es poesía,
dice un editor que vive de la poesía
subvencionada.
Esto no es poesía,
cacarean al unísono un grupo de imbéciles.
Esto no es poesía,
dice un bibliotecario marchito.
Esto no es poesía,
dice un poeta preciosista y decadente.
Esto no es poesía,
dice mi hermano por teléfono.
Esto no es poesía,
dice uno que ha leído mis poemas en un blog.
Esto no es poesía,
dice una que se sabe de memoria los veinte
poemas de amor y la canción desesperada de Pablo Neruda.
Esto no es poesía,
dice un profesor de Literatura Española de la
Universidad de Granada.
Esto no es poesía,
digo yo también.
Porque esto es un grito de rabia.
Porque esto es una guerrilla urbana.
Porque esto es un grafiti.
Porque esto es la Franja de Gaza convertida
en escombros.
Porque esto es otra mujer asesinada.
Porque esto es Pete Townsend destrozando una
guitarra.
Porque esto es una patada en los huevos de
los mercados financieros.
Porque esto es Francis Bacon autorretratando
sus fantasmas en el lienzo.
Porque esto es una luciérnaga.
Porque esto es William Burroughs galopando
sobre un caballo blanco.
Porque esto es una barricada.
Porque esto es otra batalla perdida.
Porque esto es Chet Baker tocando la trompeta
puesto hasta las cejas.
Porque esto es pequeñas gotas de
incertidumbre, de caos, de destrucción, de infierno.
Porque esto es un gato matando a un pájaro.
Porque esto es un réquiem a ritmo de free
jazz.
Porque esto es enfrentarse al silencio e
intentar vencerlo.
Porque esto es Francisco Ascaso luchando
hasta la muerte en la Barcelona negra y roja, revolucionaria y ácrata, en un
caluroso día del verano de 1936.
Porque esto es el desorden del orden
impuesto.
Porque esto es un animal en peligro de
extinción.
Porque esto es nieve sucia.
Porque esto es un derechazo en el estómago de
los necios.
Porque esto es Public Enemy exhortando a la
gente a luchar contra el poder y a conquistar la libertad.
Porque esto es un mordisco en el alma de los
malos.
Porque esto es niños con hambre.
Porque esto es la lucha de clases, hermano.
Porque esto es la calle, el barrio, la gente.
Porque esto no es más que un analgésico para
que la vida no duela tanto.
(Poemas de destrucción masiva, Editorial
Alhulia, 2015)
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