Hoy, viendo el telediario a
mediodía me he enterado de que ha muerto Javier Krahe. Estaba medio dormido en
el sofá y cuando lo han dicho, la noticia me ha sacudido como si hubiera metido
los dedos en un enchufe. Ayer mismo estuve hablando con mi amigo Paco Vallejo
sobre Krahe. Tuve la suerte de verlo varias veces en directo. Y es que Javier
Krahe era un artista para verlo sobre un escenario. Sus discos, llenos de
buenas canciones, nunca han recogido toda la ironía, ni la gracia, ni el buen
rollo que se daba en sus conciertos. La última vez que lo vi fue en Marinaleda hace
dos o tres años, ya no lo recuerdo con exactitud. Fue un concierto genial, lleno de magia y de
poesía.
Recuerdo aquella súper
movida que tuvo con TVE cuando lo del “Cuervo ingenuo”, aquella
canción en la que llevaba a cabo una crítica feroz a Felipe González y a todos
sus embustes, y como lo censuraron y luego, durante varios años, no tenía ni un
puto contrato en los ayuntamientos socialistas.
Y también recuerdo ahora el
mal rollo que tuvo que tragarse el pobre cuando el juicio por lo del cristo. Decía en una entrevista aquellos días que si
lo condenaban se exiliaba en Francia. Por suerte, no lo condenaron y no tuvo
que exiliarse.
Si no has tenido la suerte
de ver nunca uno de sus conciertos, no sabes lo que te has perdido. Ahora ya
sólo se podrán escuchar sus discos, sus canciones, las versiones que otros
artistas hicieron de su cancionero. Pero
nunca más tendremos la oportunidad de tomar una cerveza mientras cantaba
aquello de no todo va a ser follar… y el público se descojonaba de
la risa.
Krahe era un artista
genial, ácrata, hedonista y, en mi modesta opinión., absolutamente irrepetible.
Es una lástima que un tío como este se haya muerto sin ser un absoluto número
uno. O a lo mejor no. A lo mejor, los
artistas como Krahe tienen que ser sólo para poca gente. Quién sabe.