martes, 28 de junio de 2016

Mis libros de poemas





Voy a prender fuego a mis libros de poemas.
Ellos tienen la culpa. Me embaucaron
con sus mentiras, con sus nostalgias.
Y yo, estúpido,  los creí.
Pagarán cara su osadía.

domingo, 26 de junio de 2016

Intacta la fe



Vendrá. Sé que vendrá.
Desde el confín infinito del tiempo.
Bajo la luz crepuscular.
Como una deidad sagrada.
Mantengo intacta la fe. Ella vendrá.

viernes, 24 de junio de 2016

De qué hablamos cuando hablamos de populismo



Populismo. La palabra de moda. La palabra más mediática del momento. La dicen los políticos en los mítines, en las entrevistas, en los debates. La repiten en las tertulias políticas, como cacatúas, los periodistas del sistema. Juro por la memoria de Bakunin que la he escuchado hace un rato en un programa musical de Radio 3. Populismo. Me he fijado que cuando Rajoy, Rivera o Sánchez la pronuncian ponen cara de asco, como si se le llenara la boca de leche agria o de cucarachas. O se hubiesen tragado un trocito de mierda.
Si he de ser sincero, yo nunca he sabido muy bien a qué cosa se refieren Rajoy, Rivera y Sánchez, —y todos sus secuaces— cuando hablan de populismo. Sólo sabía que, según el Telediario, El País, El Mundo y todos los demás medios de incomunicación y manipulación de masas, el populismo era algo muy, muy, muy chungo, pero chungo de verdad (mucho peor que cualquier otra cosa que se te pueda ocurrir, por ponerte un ejemplo, mucho peor que la música disco) que tenía que ver, primero, con Cuba, y luego, más tarde, con Venezuela. Hoy, cuando me he levantado y he puesto las noticias, me he enterado de que los británicos no quieren pertenecer más a la Unión Europea, y resulta que ahora, también los británicos, que hasta ayer mismo eran, según esos mismos medios, un país modélico, democrático, serio y formal, un ejemplo a seguir, un sitio al que se peregrinaba en masa para empaparse de modernidad, de democracia, de elegancia, pues nada, resulta que ahora también han caído en el bando del populismo.
Entonces he decidido que no podía seguir así, sin saber qué es el populismo, porque estos días de campaña electoral, no puedo hablar con nadie si no conozco el significado de tan socorrida palabra. Me he ido a mi Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y he buscado el término. Y me he encontrado con que la palabra “populismo” tiene dos acepciones. La primera es “popularismo”, que para quien lo desconozca, significa “Tendencia o afición a lo popular en formas de vida, arte, literatura, etc.” y la segunda, dice, literalmente, así: “Tendencia política que pretende atraerse a las clases populares. U. m. en sent. despect.” U. m. en sent. despect. significa que se usa, principalmente, en sentido despectivo.
Y la verdad es que uno no acaba de entender el porqué de ese despecho. Si tomamos la primera acepción del término, el populismo me parece algo bonito, y es, por ejemplo, el estilo poético del primer Federico García Lorca, el del Romancero Gitano, por poner un ejemplo. En cuanto a la segunda acepción, creo que es algo que todos los partidos políticos del mundo, sin excepción, ponen en práctica en mayor o menor medida: buscar el apoyo, principalmente (o tal vez, sería más apropiado decir, únicamente) en forma de voto, de las clases populares.
Sin embargo, de repente, se me ha iluminado una bombilla y he acabado por entender lo que quiere decir el dichoso término, pues llevo conviviendo con esa manera de hacer política toda mi vida. He comprendido que el populismo es lo que hacen los del PSOE en mi tierra, en Andalucía, cuando llegan las elecciones: darles un trabajo de mierda a los que no tienen nada, durante quince días, para que los voten; también es decidir en un debate del estado de la nación que le vas a comprar a cada niño y niña de este país un ordenador, independientemente de que sus padres tengan o no dinero para poder comprárselo ellos mismos; o repartir entre cada español cuatrocientos euros por la cara, como hizo el ínclito Zapatero, en la campaña electoral de 2008. Populismo también es dar a cada mujer que tenga un bebé 2500 euros, aunque esa mujer se siente en el Consejo de Ministros y cobre un sueldo de 5000 euros al mes. Populismo es engañar a la gente con los impuestos, como ha hecho Rajoy en sus años de gobierno; populismo es ir a Murcia y decir lo que sabes que quieren escuchar los murcianos y luego ir a Castilla La Mancha y decir allí lo que sabes que quieren escuchar los castellano-manchegos, aunque sea exactamente lo contrario de lo que has dicho en Murcia.  
En fin, que ya sé lo que es el dichoso populismo: lo que han hecho sistemáticamente durante cuatro décadas los políticos que han gobernado este país.

jueves, 23 de junio de 2016

Método



He de perfeccionar mi método:
aprender a leer entre líneas,
extraer toda la información velada,
evitar el zarpazo mortal
de la palabra realidad.


miércoles, 22 de junio de 2016

Todo inútil



De golpe entendí que todo era inútil:
la esperanza como refugio,
el poema como arma de destrucción masiva,
la piel nacarada del verbo amar.
Todo inútil. Completamente inútil.