Cuando ella le dijo
que ya no lo amaba,
que había otro hombre,
que aquello era el fin,
se fue hasta el desván,
buscó la escopeta,
metió dos cartuchos
y sin pensarlo un segundo,
disparó a bocajarro
contra la pantalla extraplana
—cuarenta y dos pulgadas,
sonido envolvente,
tdt incorporado—
del maldito televisor.
Era lo menos que podía hacer.
(Versos de alambre de espino, Editorial Alhulia, 2009)
ZONA DE SACRIFICIO
-
para Azahara Palomeque
Primero, echa de allí a la gente,
procura que se abandonen los campos
y crezca la maleza para que todo arda,
o vá...
Hace 4 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.