Al final, como ya esperábamos y sabíamos casi todos,
se consumará la gran traición. El partido Socialista Obrero Español se abstendrá
para que Mariano Rajoy siga siendo el presidente del gobierno. O lo que es lo
mismo. El Partido Socialista Obrero Español se abstendrá para que nada cambie,
para que todo siga siendo como ha sido hasta ahora. Los que pidieron el voto
para luchar contra la corrupción, para eliminar la LOMCE y la Ley Mordaza, para
que ninguna persona en este país se quedara sin techo (aunque la mitad ya se
habían quedado sin él precisamente por culpa de ellos: aún recuerdo a la
ministra Salgado diciendo que los suelos de las hipotecas daban seguridad al
sistema económico español), los que se vendían a la opinión pública como los
únicos que podían parar a una derecha despiadada y absolutamente deshumanizada,
los que, en definitiva, nos proponían limpiar de mierda este país, los van a
ayudar a perpetuarse en el poder y van a permitir que la mierda siga campando a
sus anchas.
En la
introducción al programa electoral con el que el PSOE se presentó a las
elecciones de junio se podía leer el siguiente párrafo.
“Después de
cuatro años de gobierno de la derecha, el cambio es necesario y urgente. Un
cambio que una. Que repare a un país fracturado social y territorialmente. Que
reconcilie a la sociedad con sus instituciones democráticas. Que nos vuelva a
encaminar al diálogo y al acuerdo como forma normal de la política. ”
Cuatro meses
después, todos sabemos que esas palabras no sirven para nada. Este país volverá
a padecer la lacra de un gobierno conservador dirigido por un gran inepto,
Mariano Rajoy Brey. Y todo ello se lo debemos a los hombres y mujeres del
Partido Socialista, el partido que fundó un tipógrafo hace 120 años para
defender los intereses de los trabajadores, de los desfavorecidos, de los
pobres, de los parias de la tierra. Pero ahora, en octubre del año 2016, ese
mismo partido, está más por la labor de defender los intereses de los ricos, de
los del Ibex35, de los que no pagan sus impuestos, o de los que usan las
tarjetas black. Así es la vida.
La experiencia nos dice que los socialistas no son de fiar. No hay más que volver un poco la vista atrás: la OTAN, las reconversiones industriales, los GAL, el engaño a IU en el gobierno andaluz de la pasada legislatura, etc., etc. Con esta abstención completan definitivamente su viraje a la derecha. A partir de ahora los socialistas nunca más podrán hablar de socialdemocracia, de izquierda, de igualdad, o de justicia social. O mejor dicho, podrán hacerlo, faltaría más. Pero nadie en su sano juicio volverá a creerlos. Nadie confiará en la palabra de un socialista, porque están demostrando que esa palabra carece por completo de valor.
La experiencia nos dice que los socialistas no son de fiar. No hay más que volver un poco la vista atrás: la OTAN, las reconversiones industriales, los GAL, el engaño a IU en el gobierno andaluz de la pasada legislatura, etc., etc. Con esta abstención completan definitivamente su viraje a la derecha. A partir de ahora los socialistas nunca más podrán hablar de socialdemocracia, de izquierda, de igualdad, o de justicia social. O mejor dicho, podrán hacerlo, faltaría más. Pero nadie en su sano juicio volverá a creerlos. Nadie confiará en la palabra de un socialista, porque están demostrando que esa palabra carece por completo de valor.
Que les quede
muy claro a todos los socialistas que el próximo fin de semana, cuando con su
abstención cobarde y mentirosa, sus diputados permitan que Mariano Rajoy pueda
volver a formar gobierno, estarán dando un sí como una catedral a la
corrupción, a la desigualdad, a la injusticia social, a la mentira y al dolor
de varios millones de personas que han sufrido el shock neoliberal de los
últimos años.
Que les quede
muy claro: el pueblo español no les perdonará jamás la gran traición.
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